Fomentando el pensamiento crítico en los estudiantes

“Para dar sagacidad a los simples, y a los jóvenes inteligencia y cordura” (Proverbios 1:4, RVR online)

Como docentes, una de las grandes responsabilidades que tenemos, es apoyar a los estudiantes en su desarrollo integral: físico, espiritual, emocional y cognitivo. Por lo tanto, debemos ocuparnos en atender al desarrollo de su pensamiento.

El ser humano, creado por Dios, tiene la capacidad de desarrollar el pensamiento, es decir, una aptitud natural para pensar y comprender tanto el entorno que lo rodea, como sus propias emociones y percepciones.

Gracias al desarrollo del aprendizaje basado en competencias se ha producido un gran interés en el desarrollo del pensamiento crítico en la educación.

Paul y Elden definen el pensamiento crítico como un modo de pensar en el cual “el pensante mejora la calidad de su pensamiento al apoderarse de las estructuras inherentes del acto de pensar y al someterlas a estándares intelectuales”. El resultado es un pensador critico que pregunta, que puede ser claro y preciso al expresarse, que evalúa información, que llega a conclusiones y soluciones con base en criterios relevantes, que piensa con mente abierta y da soluciones a problemas complejos.

En resumen, es un pensamiento racional, reflexivo y autodirigido que se da ante la necesidad de resolver un problema. Su función principal es generar ideas, revisarlas, analizarlas y evaluarlas desde una perspectiva crítica y objetiva generando respuestas contrastadas y certeras.

Algunas estrategias que se pueden implementar para estimular el pensamiento crítico son:

  • Crear un aula que promueva la libertad, la empatía y el trabajo autónomo.
  • Estimular a los estudiantes a creer y confiar en sus propias estrategias de resolución.
  • Propiciar espacios de oración para que los estudiantes incorporen la idea de que Dios es la fuente de toda sabiduría y solo él puede ayudarlos en los desafíos de aprendizaje.

  • Plantear problemas que demanden un pensamiento crítico.

  • Propiciar espacios donde los alumnos expresen sus sentimientos y opiniones.

  • Respetar el ritmo de trabajo de cada estudiante.

  • Favorecer el debate, invitarlos a participar en ellos. Desarrollar foros donde unos puedan leer o escuchar otras ideas y reflexionar acerca de ellas.

  • Enseñarles a practicar la escucha atenta y participar del intercambio respetuoso de ideas.

  • Fomentar el aprendizaje en equipos de trabajo. Que puedan establecer pautas de organización para lograr objetivos del equipo.

  • Presentar instancias de trabajo que exijan un primer momento de resolución individual, una discusión de ideas en pequeño grupo, y luego una puesta en común con el grupo total de la clase.

  • Pensar preguntas que requieran un trabajo mental superior.
  • Colocarlos frente a nuevas realidades y solicitarles un análisis de ellas. Utilizar películas, columnas de opinión o imágenes que los motiven al análisis crítico.

“La educación que consiste en adiestrar la memoria y tiende a desalentar la reflexión personal, ejerce una influencia moral que se aprecia demasiado poco. Al renunciar el estudiante a la facultad de razonar y juzgar por sí mismo, se incapacita para distinguir la verdad y el error, y es fácil presa del engaño. No cuesta inducirlo a seguir la tradición y la costumbre”. (La educación, versión online).

La tarea es grande, pero recuerda que Dios está a la distancia de una oración para acudir en tu ayuda a fin de que tus clases propicien el desarrollo de esta forma de pensamiento.

Iñurrategui Rodriguez, Asier. Pensamiento Crítico en educación primaria. s/d.