«Pero hágase todo decentemente y con orden» (1 Corintios 14: 40, versión Reina-Valera 1960 [RV60] online).
Los docentes siempre están buscando la mejor manera de llegar a sus alumnos, dedican gran parte de su tiempo en aprender mejores métodos, emplear nuevas estrategias, adecuar los contenidos de las áreas al nivel de sus alumnos. Toda la planificación de un docente está pensada para lograr que sus alumnos alcancen los objetivos propuestos para el día, la semana, el mes e incluso el año lectivo.
Ahora bien, el trabajo del docente no es solamente planificar e impartir clases; esta tarea inicia mucho antes del inicio de las mismas. Sin exagerar, podría afirmar que un docente está pensando en los alumnos del año siguiente antes de que termine el ciclo con el que está trabajando actualmente.
Parte de la preparación de un docente para iniciar un nuevo año escolar, además de la planificación, es confeccionar o elaborar los materiales didácticos con los cuales podrá hacer que la clase sea más significativa, atrayente y motivadora para sus alumnos. Dentro de dicha preparación se encuentra la sala de clases, el ambiente en donde ocurre la inspiración y se da lugar a la creatividad e imaginación entre el docente y los estudiantes. En ese lugar tan especial, cada docente coloca su toque personal.
Indiscutiblemente, cada docente tiene sus gustos y preferencias en cuanto a colores, tipos de adornos y otras cosas a la hora de ornamentar la sala de clases. No obstante, se debe tener en cuenta también la edad de los alumnos, el grado en cuestión, el espacio disponible, los recursos con los que se cuentan, etc.
Sobre la ornamentación, varios docentes opinan que es muy importante, ya que a los alumnos les gusta ver algo novedoso en su sala de clases. Se pueden utilizar materiales didácticos para estimular y reforzar el aprendizaje de los contenidos desarrollados. Es necesario también, porque ayuda a crear un ambiente agradable, mientras que los colores no sean muy llamativos, de tal manera que dispersen la atención de los chicos.
Sobre la utilidad de los materiales elaborados, cabe mencionar que siempre y cuando se tenga un fin pedagógico, los ornamentos son de mucha ayuda. Sin embargo, si solo se coloca para rellenar un espacio no ayudará en nada al alumno y tampoco al docente.
Además de preparar los rincones de la sala con las diversas áreas académicas, se pude ambientar con los trabajos realizados por los alumnos, de esa manera sentirán que ese es su espacio, el lugar donde adquieren nuevos conocimientos y también van aportando lo que aprenden, y así entre todos van socializando e internalizando los nuevos contenidos.
Tengamos en cuenta a la hora de preparar la sala de clases:
Que la ornamentación sea atrayente pero no muy llamativa como para desconcentrar al alumno.
- Utilizar los colores con inteligencia. Aquellos que tienen baja longitud de onda mejoran la concentración y la calma (por ejemplo: verde) El color naranja estimula la actividad mental, usar los naranjas suaves.
- Colocar algunas plantas, teniendo presente que ellas transforman espacios fríos en acogedores, reciclan el aire, despiertan actitudes de cuidado hacia la naturaleza.
- Buscar materiales pedagógicos y novedosos para reforzar el aprendizaje.
- Disponer de distintos materiales que pueden transformarse en modelos para representar alguna realidad.
- Tener en cuenta el espacio físico, ya que, si la sala está muy cargada, en vez de ser un recurso útil se convertirá en una molestia.
- No olvidar el toque personal de cada docente, eso hará que se sienta a gusto en su lugar de trabajo.
Sectorizar el aula para que, dentro de esos espacios delimitados, se redistribuyan los estudiantes en distintos momentos de la clase. Tener especial cuidado en que cada espacio recree algún aspecto particular relevante. Por ejemplo: el sector o rincón de Creacionismo, el sector de la reflexión, el sector del razonamiento, el sector lúdico, el sector para desarrollar la creatividad, etc.
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