La motivación, la dinamización, la coordinación del equipo y la conducción del grupo constituyen el núcleo imprescindible de las tareas directivas en la institución educativa.
Antúnez nos aclara que, en la escuela, como en cualquier otra institución formal, es menester mantener la diferenciación en los puestos de trabajo, juntamente con la necesaria especialización en y para cada uno de ellos. Esto permitirá disminuir la complejidad de las tareas que se desarrollan y aprovechar los recursos personales al máximo.
Esta diferenciación no es caprichosa ni peyorativa. Es necesaria y vital para la dinamización de la organización. Sin embargo, pueden existir situaciones espurias que confunden o malinterpretan la necesidad de esta diferenciación directivo/docente. Pero en los casos generales y colectivos, es lo naturalmente correcto.
En esta diferenciación de responsabilidades, el director es aquel miembro de la comunidad que, a través de su función, guía e impulsa las tareas educativas que llevan a cabo los docentes de su institución.
Bender insiste que, en el marco general, el liderazgo escolar es el primer apoyo para la reforma educativa. Los líderes deben estimular y fomentar el desarrollo de los apoyos organizacionales esenciales:
Liderazgo escolar. Es el impulsor de la movilización en la escuela. La clave es potenciar el desempeño. En el nivel más elemental, los líderes son gestores eficientes, pero en un nivel superior, los líderes comunican objetivos para mejorar la enseñanza. Distribuyen el liderazgo para formar seguidores que les ayuden a realizar cambios y forman a otros líderes para que puedan asumir y ampliar el alcance de la transformación.
Capacidad profesional. Abarca la calidad de los recursos humanos del centro educativo. Incluye la calidad de la formación continua centrada en la mejora local, las creencias y valores de cada docente asociadas al cambio y la existencia de una comunidad de aprendizaje enfocada en todo aquello que revista la mejora de la enseñanza y el aprendizaje.
Lazo entre las familias y la comunidad. Este lazo depende en gran parte de la capacidad de todo el equipo educativo de llegar a las familias. Deben facilitarse las relaciones de confianza y alentarlas a involucrarse en el proceso educativo de los estudiantes. Además, el acercamiento a las familias permite ajustar los procesos de aprendizaje al enfocarse en la realidad de los estudiantes.
Clima de aprendizaje centrado en los estudiantes. El clima estará mediado por las creencias, valores y formas que tenga la comunidad en general que expresará en la participación y compromiso de los estudiantes en las clases, mediante un entorno seguro y ordenado, una cultura de altas expectativas, establecimiento de normas entre pares y la maximización del tiempo pedagógico.
Orientación pedagógica. Por convención se ha concluido que, para el progreso al nivel superior de la formación de los estudiantes, los docentes deben solicitar la realización de un trabajo intelectualmente desafiante. Aquí cobra especial atención la organización del currículo que sigue el docente; es decir, la línea que guía su tarea y sus objetivos pedagógicos.
La función directiva, por lo tanto, es esencial para gestionar las dinámicas focalizadoras de metas, cultivar la colaboración con propósito, establecer cuáles son las mejoras pedagógicas más apropiadas y reenfocar la dinámica de rendición de cuentas dentro de la escuela y en relación con el sistema. Es decir, liderar los aprendizajes y crear coherencias deben ser dos elementos comunes, compartidos, dependientes y necesarios.
Antúnez, S. (2000). La acción directiva en las instituciones escolares. Barcelona: Editorial Horsori.
Antúnez, S., y Gairín, J. (1996). La organización escolar. Prácticas y fundamentos. Barcelona: Editorial GRAÓ.
Bender, P. (2017). «Lo que deben hacer los líderes para construir una mejor escuela», en José Weinstein y G. Muñoz (Eds.), Mejoramiento y liderazgo en la escuela: Once miradas. Santiago de Chile: Ediciones Universidad Diego Portales.
Fullan, M. (2017). «Liderar los aprendizajes: acciones concretas en pos de la mejora escolar», en José Weinstein y G. Muñoz (Eds.), Mejoramiento y liderazgo en la escuela: Once miradas. Santiago de Chile: Ediciones Diego Portales.
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