«No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón». 1 Samuel 16:7, versión RV60 online.
El desafío de educar con inclusión dando sentido al aprendizaje, nos invita como docentes a repensar en aquellas oportunidades educativas y de apoyo que debemos facilitar a los estudiantes; dirigiendo nuestros esfuerzos a la atención de una educación integral y de calidad para todos, independientemente de sus características personales y de los apoyos que puedan necesitar para desarrollar al máximo su potencial personal.
Cada ser humano y la sociedad en la que se desarrolla pueden presentar diferentes expectativas respecto de lo esperado por una persona en cada etapa de la vida, lo cual puede llegar a afectar negativamente a aquellos que finalmente son marginados por ser diferentes. Además, si estas expectativas no se cumplen, pueden generar juicios y/o clasificaciones que estigmatizan a quienes no cuadran en ello. Por este motivo, la inclusión juega un rol fundamental en cuanto a los procesos educativos, ya que implica ocuparse de aquellas fases que facilitarán el aumento de la participación de los estudiantes y de la reducción de su exclusión, en la cultura, los currículos y las comunidades de las escuelas. Al mismo tiempo, implica reestructurar las prácticas de los centros educativos para que puedan atender a la diversidad del alumnado, tomando en cuenta un currículo comprensivo, único y diverso, donde exista una reprofesionalización de quienes enseñan y donde se fomente la reflexión para generar ambientes equilibrados, cálidos, solidarios y cooperativos, que faciliten la interacción y heterogeneidad. Ambientes donde se incluya un nuevo estilo de enseñanza con la participación de la familia y su contexto.
Educar con inclusión significa ejercer principios de igualdad y equidad a los que todo ser humano tiene derecho. Un claro ejemplo de ello es la historia del profeta Samuel cuando es enviado a buscar un nuevo rey para Israel. Lamentablemente, pero en un acto natural como ser humano, fijó sus ojos en lo externo y admiró la apariencia. Sin embargo, comprendió que es necesario ver más allá y que es un error guiarse solo por lo primero que se ve. El gran Maestro ve las infinitas posibilidades que cada ser humano tiene y nos invita a seguir su ejemplo.
En definitiva, el desafío de la inclusión y el sentido del aprendizaje se encuentra en ver más allá de lo aparente, en considerar el desarrollo de nuevas estrategias de enseñanza-aprendizaje que personalicen la educación en un marco y dinámica de trabajo para todos.
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