Por Yanina Gimenez, profesora multigrado radicada en Illinois, Estados Unidos. Estudiante de doctorado en la Universidad Andrews. Apasionada por incorporar la ciencia del cerebro a sus clases. Creadora del blog de consejos para el cerebro (en inglés).
Necesitamos crear un ambiente de aprendizaje que energice, enfoque y calme nuestro cerebro y el de nuestros estudiantes. Esta es la primera parte de dos, donde presento algunas propuestas e ideas para lograr ese triple objetivo. Hablo desde mi propia experiencia y espero sus comentarios para continuar aprendiendo a crear un entorno favorable para la enseñanza.
Cómo energizar el cerebro de nuestros estudiantes
Circulación. Tu ambiente de aprendizaje necesita ser una invitación para que tus estudiantes se involucren y, al mismo tiempo, deben sentirse motivados a dar lo mejor de sí mismos para ser creativos y productivos. La atmósfera de tu salón de clases es fundamental para satisfacer estas dos necesidades del cerebro. Reserva espacios para que tus estudiantes puedan llegar fácilmente del punto A al punto B, del B al C y así sucesivamente. Evita tener cosas en el suelo o muebles en el medio de los pasillos de tu salón, entre los bancos o en tu propio espacio. Asegúrate al observar rápidamente tu salón de que existen mini corredores para que tus estudiantes se desplacen libremente. Estos pasillos deben ser suficientemente anchos como para que dos estudiantes los transiten en direcciones opuestas. Debes razonar así: ¿Cómo me gustaría transitar en otros lugares, tales como mi propia casa, un restaurante, un comercio, etc.?
Movimiento. Provee a tus estudiantes oportunidades para moverse. No necesitas un espacio especialmente dedicado para esto, pero si lo tienes, asegúrate de que tus estudiantes pueden adoptar distintas posturas para trabajar: de pie, arrodillados, caminando, rebotando, recostados, balanceándose, con la barriga en el suelo, con sus espaldas en el suelo, sentados o con los pies hacia arriba, etc.
Asegúrate que tus estudiantes se están moviendo MIENTRAS aprenden y no consideres que el movimiento es una actividad disociada del aprendizaje. Los estudiantes necesitan probar diferentes posturas alternativas a lo largo de la jornada.
El concepto de asientos flexibles no significa que deben estar cómodos. Queremos que los estudiantes se muevan porque el movimiento es la mejor forma de que aprendan música, emociones, tareas manuales, etc. La estrategia número uno es el MOVIMIENTO.
El movimiento provee de oxígeno a las células del cerebro, promueve la producción de nuevas células cerebrales y colabora en la creación de la sinapsis, lo que potencia la habilidad de las neuronas para comunicarse entre sí. El movimiento también aumenta la energía, reduce el estrés y calma la mente y el cuerpo. El movimiento también es benéfico para el hipocampo y, como resultado, los estudiantes pueden consolidar sus aprendizajes en la memoria a largo plazo. ¡Y eso es lo que todos los docentes queremos!
Colores. La sicología del color (ver gráfico) nos indica que los colores brillantes promueven la energía: ¡y el amarillo no es el único color que puede hacer eso! Tampoco es necesario pintar completamente una pared con un color brillante, siempre que proveas un espacio que invite a la creatividad, la productividad y la energía. Es mejor dedicar un rincón de tu salón que desparramar colores por todas las paredes. Si no lo tienes, dedica un espacio, una esquina o incluso una pared que apele al cerebro de tus estudiantes a ser creativo y productivo. Este espacio podría ser tu “rincón creativo” y volveremos a hablar de esto. Podría contar con una mesa con rompecabezas, objetos para manipular o cualquier cosa que encaje con lo que deseas enseñar, para que tus estudiantes puedan sentirse energizados, motivados, productivos y creativos.
Iluminación. Ya hablamos del espacio. ¿Qué tal si hablamos de momentos? ¿Existe un tiempo durante el día en el que deseas que tus estudiantes sean súper activos? Para eso, utiliza la iluminación y juega con las luces. Haz que las luces brillen, pero recuerda que deberás filtrarlas para que no te afecten a ti o a tus estudiantes. Puedes conseguir filtros de papel especial resistente a las temperaturas y con bordes magnéticos para aplicarlos fácilmente a las luces de tu salón.
Espacio colaborativo. Puedes crearlo agrupando algunas mesas como si fuesen los pétalos de una flor, o dibujarla sobre el suelo para tener encuentros y espacios colaborativos en cierto momento del día. Si los bancos están dispuestos en filas y columnas, asegúrate de que también dispongas de un espacio donde reunirse en grupos. Si tu aula espequeña, los grupos deberán turnarse.
Carteleras. Es mejor disponer pósters y otros carteles necesarios en una o dos paredes, como mucho, y dejar las otras para apelar a otras necesidades del cerebro. Pero volveremos a estas necesidades más adelante. Exhibe el trabajo de tus estudiantes, objetivos, nubes de palabras y frases motivacionales, todo lo que sea extremadamente necesario y útil para ayudar a energizar a tus estudiantes. En cuanto a los trabajos realizados por tus estudiantes, asegúrate de exhibirlos a todos, los bosquejos y los terminados. Pide opinión a tus estudiantes. Coloca los trabajos a la altura de los ojos. Evita las superposiciones. Deja espacios en blanco alrededor de todo lo que coloques y, como los carteles pueden agotar rápidamente el espacio disponible, te aconsejo que quites todo y dejes pasar algunos días con las paredes en blanco. Luego, comienza a colocar solamente aquellas cosas que consideres imprescindible mostrar a tus estudiantes. ¡Verás cómo se reduce la cantidad de carteles en tu aula!
Muchísimas gracias por la información que comparten. Me encantaría un artículo sobre cómo podemos estimular el deseo de nuestros hijos para poner sus dones al servicio de Dios desde pequeños. Hay algo que podemos hacer desde casa para hacerlos más participativos? Depende de su forma de ser? Cómo podemos estimularlos? Gracias.