Una de las mayores preocupaciones que tienen padres y maestros es que sus niños se porten bien, tarea que en ocasiones parece imposible.
Los adultos se preguntan cómo lograr que los niños hagan lo correcto, que no se empecinen en hacer una y otra vez aquello que les indicamos que no deben hacer. Para esto, los niños tienen que desarrollar algo que todo ser humano necesita y que a veces parece tan difícil o hasta imposible: el saber inhibir los impulsos que nos llevan a realizar otras cosas o a distraernos para centrarnos en lo que realmente debemos o necesitamos hacer. Para eso necesitamos una gran dosis de autocontrol y dominio propio. Pero, básicamente, el desarrollo de la función ejecutiva llamada inhibición ayudará a que nuestros niños logren realizar las actividades que necesitan realizar sin problemas.
La inhibición es la capacidad para autoreprimir la impulsividad de forma apropiada, para la ejecución de un plan de acción.
Se estimula con tareas que impliquen dar una respuesta positiva mediante la supresión de otra prepotente, o en tareas en las que se debe inhibir una actividad cognitiva o conductual para llevar a cabo un objetivo.
Inhibición conductual e inhibición cognitiva
Inhibición conductual. Es la que se refiere a la inhibición de respuestas comportamentales ante la presencia de un estímulo, y se relaciona con el control de impulsos y la postergación de la gratificación. Se puede solicitar al niño que realice una actividad para luego recibir una recompensa, dándole valor a los tiempos de espera antes de actuar; o se le puede pedir que inhiba una respuesta motora ante la presencia de un estímulo. Por ejemplo: «Si no apoyas los codos sobre la mesa, recibirás postre» o «El que espere sentado va a salir antes al recreo», etc.
Inhibición cognitiva. Es la que se relaciona con la resolución de problemas y consiste en suprimir la información irrelevante o innecesaria de la memoria de trabajo. Se puede estimular con tareas de incertidumbre, con distintas alternativas de respuesta de las cuales solo una es la correcta. Por ejemplo, preguntas de múltiple opción.
También se puede estimular realizando actividades en que se necesite la eliminación de estímulos irrelevantes, en tareas que impliquen resistencia a interferencias. Por ejemplo, tener que leer una historia mientras se pone una música fuerte o mientras escuchan diferentes sonidos o personas hablando, etc. Se puede utilizar el clásico ejercicio de leer el color en que está escrita una palabra y no la palabra. Por ejemplo: AZUL, en este caso deberían decir ROJO en lugar de leer azul. Se busca inhibir la palabra para leer el color.
Se pueden realizar ejercicios en los que se pongan diferentes imágenes y el niño deba clasificar por grupos. Por ejemplo, encerrar todos los animales. De esta manera, debe inhibir toda imagen que no sea de animales.
En cuanto a las actividades sugeridas, el cielo es el límite. Padres y docentes pueden crear actividades específicamente adaptadas a su realidad. Lo importante es ejercitar los mecanismos de inhibición. De lo contrario, los futuros adultos buscarán autocomplacerse haciendo lo que quieran cuando quieran, sin entender que en ocasiones hay que dejar de lado el placer por el deber. Es necesario que los niños entiendan desde ya que la obediencia trae satisfacción por un trabajo terminado y bien hecho.
Lo mejor es utilizar el juego como herramienta básica, ya que si imponemos las actividades, se resistirán; pero si lo ven como algo divertido, sin darse cuenta estarán aprendiendo algo muy valioso para la vida.
Quiero desearles la mayor de las bendiciones en este desafío tan grande de educar niños y niñas. Por sobre todo, los aliento a seguir adelante, porque es posible el cambio y los resultados serán altamente satisfactorios.
Gracias