La educación es cara, pero la ignorancia lo es mucho más.
Al hablar de educación cabe plantearse la siguiente cuestión: ¿Cómo sería el modelo educativo hoy, sin el uso de los medios digitales en las aulas? Para llevar a cabo una integración total hay que adaptarse al nuevo rol del alumno y del profesor. Esta situación supone una formación permanente por parte del profesor, ya que los conocidos nativos digitales viven inmersos en la cultura de Internet caracterizada por la virtualidad.
Los docentes reconocen que mantener un nivel de reciclaje y formación continua es fundamental pero la saturación y el acceso de trabajo lo impiden. Por el contrario, los «nativos digitales» parece que nacen con la intuición y una formación innata. Esta situación hace que la antigua y famosa brecha generacional, ahora convertida en brecha digital, esté presente en las aulas.
Ante esta situación solo cabe una postura por parte del profesor, debe convertirse en facilitador de experiencias con el fin de orientar al alumno en su uso. Debe orientar al alumno y enfatizar la importancia que tiene el proceso autodidáctico. Debe diseñar recursos, materiales y medios adaptados a las edades y características de los estudiantes. Debe asesorar el proceso, generando un feedback del mismo. Debe analizar los resultados y preparar los medios para futuros procesos.
Es importante que tenga claro que la tecnología no sustituye ni al profesor, ni sus procesos cognitivos. Clarificar que el beneficio del uso de la tecnología no llega por accidente, que requiere de él proceso de reflexión, procesamiento, análisis y evaluación de la información, ya que, sin éstos, simplemente no hay aprendizaje.
Los alumnos deben reforzar el compromiso con su propio aprendizaje, deberán ser autónomo y responsable. Deben aprender a trabajar en equipo de una manera fluida y rápida. Deben compartir sus ideas y acciones para favorecer el desarrollo del equipo y potenciar los resultados finales.
La sociedad de la información, el uso de las pantallas, está cambiando nuestra manera de ver el mundo. Los niños y jóvenes no pueden permanecer tantas horas al día siendo sujetos pasivos sobre los que se vierte conocimiento. No tienen ya la misma capacidad de concentración que los profesores teníamos a su edad (y que ya estamos perdiendo por estar influenciados por esta misma sociedad hiperconectada) y son incapaces de escuchar a su profesor, hora tras hora, mientras le cuentan cosas. Ellos aprenden haciendo y participando. Tienen una mente mucho más activa y estimulada que teníamos nosotros.
- ¿Hiperconectados? Educarnos en un Mundo Digital, JORDI JUBANY, 2017. Editorial: LECTIO
- Los nativos digitales no existen, Susana Llana, Wicho Pedreira, 2017. Editorial: DEUSTO S.A. EDICIONES
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