Se entiende por terapia ocupacional toda actividad terapéutica de cuidado, trabajo y juego para incrementar la independencia funcional, aumentar el desarrollo y prevenir la incapacidad. Este tipo de terapia puede incluir la adaptación de tareas del entorno cotidiano para alcanzar la máxima independencia y aumentar la calidad de vida de niños, jóvenes, adultos y ancianos.
La terapia ocupacional es un conjunto de técnicas terapéuticas, métodos y tratamientos que, a través de la realización de una serie de actividades u ocupaciones, la persona tratada sea estimulada de manera que pueda desarrollar las capacidades básicas necesarias para su vida diaria, prevenir la enfermedad o la discapacidad, recuperar o mantener facultades, aprender nuevas formas de actuar y/o adaptarse a su situación. El objetivo es lograr que el paciente mejore sustancialmente su calidad de vida y fortalecer su autonomía.
Generalmente, la terapia ocupacional se implementa en pacientes que estén limitados física o mentalmente, que no tengan una completa movilidad. También se implementa en estudiantes que requieran una atención especializada, para estimular su desarrollo motriz, su aprendizaje e incluso la realización de actividades básicas. Otro grupo que recibe este tipo de terapia son aquellas personas que a causa de un accidente han perdido su movilidad, incluso algunas personas con enfermedades terminales o trastornos para poder ayudarles a no sentirse inválidos, se recomienda este tratamiento.
En otras palabras, podríamos decir que la terapia ocupacional nos ayuda a estar en movimiento constante para que podamos sentirnos independientes. Una gran educadora escribió:
“En ocasión de la creación, el trabajo fue establecido como una bendición. Implicaba desarrollo, poder y felicidad. El cambio producido en la condición de la tierra, debido a la maldición del pecado, ha modificado también las condiciones del trabajo, y aunque va acompañado ahora de ansiedad, cansancio y dolor, sigue siendo una fuente de felicidad y desarrollo. Es también una salvaguardia contra la tentación. Su disciplina pone freno a la complacencia, y promueve la laboriosidad, la pureza y la firmeza. Forma parte, pues, del gran plan de Dios para que nos repongamos de la caída” (La educación, versión online).
Por lo tanto, sugerimos algunas actividades a realizar, adaptándolas a todas las edades:
- Trabajar en el jardín
- Actividades lúdicas de motricidad e ingenio
- Musicoterapia
- Relajación
- Lectura silenciosa y en voz alta
- Ejercicio físico
- Rutinas básicas de cuidado e higiene personal
- Manualidades desde las más sencillas a las más complejas
Estas y otras actividades ayudan a tener una vida más activa y de esa manera prevenir, combatir o convivir con algunas enfermedades, por lo general, degenerativas. Sin embargo, además de realizar actividades como las mencionadas, especialmente las que se adapten mejor a cada necesidad, debemos agregar una buena comunión con Dios, una alimentación saludable y buenas relaciones interpersonales. Finalizamos recordando las palabras del apóstol Juan:
“Querido hermano, oro para que te vaya bien en todos tus asuntos y goces de buena salud, así como prosperas espiritualmente” (3 Juan 2, Nueva Versión Internacional online).
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