Resulta imprescindible que tanto maestros como padres respeten el estilo y ritmo de aprendizaje de un niño o niña. Ningún niño es igual a otro y no se puede exigir lo mismo a todos.

Como maestros, en clase tenemos distintos tipos de alumnos: los hay bajos, altos, flacos, gorditos, rubios, de piel morena, inquietos y tranquilos. En el aula se puede diferenciar también a los alumnos según su ritmo de aprendizaje.

  • Ritmo de aprendizaje rápido. Se dice que un alumno tiene un ritmo de aprendizaje rápido cuando realiza o aprende un procedimiento habiéndolo realizado una sola vez. Sorprende por su rapidez al realizar actividades y su gran capacidad de retención de información a corto y largo plazo.

  • Ritmo de aprendizaje moderado. Un niño con ritmo de aprendizaje moderado se encuentra dentro de la media de su grupo. Realiza las actividades en el tiempo que se determina para ello y suele retener grandes cantidades de información o realizar procedimientos después de analizarlos o probarlos.

  • Ritmo de aprendizaje lento. Cuando los niños se tardan demasiado en realizar las actividades, parece que no retienen la información y necesitan que se les explique varias veces cómo se realiza un procedimiento podemos determinar que su ritmo de aprendizaje es lento. El ritmo de aprendizaje puede variar dependiendo de la asignatura, la motivación o las circunstancias de cada niño y para nada determinan su nivel cognitivo.

Determinar el ritmo de aprendizaje es algo que depende de las circunstancias y de los compañeros del niño con el que se esté comparando. No debería ser el determinante exclusivo para evaluar sus capacidades, ya que puede cambiar según la actividad o la madurez del niño.

Como vemos en esta clasificación de ritmos de aprendizaje, cada niño es diferente. Además, un niño que sea de lento aprendizaje no quiere decir que más adelante no pueda cambiar y volverse más rápido.

Los docentes en este sentido se apoyan muchísimo en la familia, ya que es en la casa donde pasa más tiempo que en la escuela, y son los padres los que van a brindar mayor información sobre el aprendizaje de sus hijos. Cuando hablamos de aprender, no nos referimos solamente a las áreas académicas, sino a todo lo que tenga que ver con la formación de la persona.

Respetar los diferentes ritmos y estilos de aprendizaje

Resulta imprescindible que tanto maestros como padres respeten el estilo y ritmo de aprendizaje de un niño o niña. Ningún niño es igual a otro y no se puede exigir lo mismo a todos. Las capacidades de los alumnos pueden ser muy diferentes entre sí y se debe tener en cuenta para respetarlo y que los niños no caigan injustamente en la frustración de sus posibilidades por haber sido tratados de forma inadecuada y sin haber sido respetados en cuanto a su ritmo de aprendizaje.

Los problemas se desarrollan cuando los maestros y los alumnos no coinciden en la manera de enseñar y en la forma de aprender. En este sentido, hay niños que piensan que hay mejores profesores que otros, pero esto radica en la capacidad del docente de poder dar más oportunidades a quién realmente lo necesita o en comprender y respetar las necesidades individuales.

En caso de que no se respeten las necesidades individuales y educativas de los niños y niñas tanto en casa como en la escuela, es probable que el niño además de sentirse invadido, sienta que no es capaz de conseguir las cosas, que es inferior al resto de sus compañeros y a causa de todo esto sientan gran frustración que le impedirá avanzar. Estas son cosas totalmente evitables respetando su estilo y ritmo de aprendizaje.

No tomemos un solo método como universal, como docentes debemos investigar y capacitarnos constantemente para conocer nuevas estrategias a ser aplicadas con nuestros alumnos, sabiendo que cada alumno es diferente y los docentes también lo somos. Se debe buscar las mejores alternativas para que el alumno llegue al éxito en su aprendizaje de acuerdo a sus capacidades.