La pérdida de un ser querido se convierte en un problema con el que toda la familia debe involucrarse para salir adelante. Las emociones de tristeza, pena e incluso llanto se convierten en una respuesta normal que nos humaniza y nos da la oportunidad de fortalecernos.
Sugerencias que pueden ser de ayuda durante el proceso de duelo.
Conversa. El dolor es una respuesta natural, rodéate de amigos y familiares con los que puedas hablar y reconocer abiertamente tus sentimientos y experiencias vividas con la persona amada. Puedes considerar los siguientes ejercicios prácticos:
- Como familia, permítanse tener un espacio para tener una conversación grupal para recordar a la persona que ha muerto, es importante hacer énfasis en los aspectos positivos de la persona, los miembros de la familia pueden expresar sus recuerdos felices y convertir ese momento en algo alegre y ameno.
- Una forma efectiva y práctica es que cada uno de los miembros le escriba una carta de gratitud dirigida a la persona que ha fallecido, luego pueden leerla para toda la familia.
- Si como pilar de la casa, tú necesitas llorar ¡Hazlo! Eso se entenderá por todos como una fortaleza para expresar emociones, como una virtud para desahogarse y no acumular el dolor de la pérdida de manera personal.
Cuídate. Procura cuidar tu salud física y emocional en una etapa de la vida en la que se encuentra bajo un fuerte estrés. El proceso de duelo afecta nuestro cuerpo poniéndonos en riesgo de padecer insomnio, problemas digestivos, afecciones cardíacas y/o trastornos de alimentación. Se debe evitar la automedicación.
Ayuda cotidiana. La vida ha cambiado y va a tomar tiempo para que vuelvas a hacer las cosas que hacías antes con el mismo nivel de exigencia. No tengas temor de pedir ayuda con el quehacer de la vida cotidiana.
Evita el consumo de alcohol y/o drogas. Las pérdidas acumuladas suelen volverte más propenso a la evasión del dolor, o desear dormir todo el día, por lo que existe un riesgo de consumir alcohol o drogas.
Apoyo profesional. Buscar un mayor apoyo de estrategias de afrontamiento mediante un profesional o participando de un grupo de ayuda.
Pero, por sobre todas las cosas, te animamos a confiar en la bendita esperanza de que el Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón; él rescata a los de espíritu destrozado.
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