En la actualidad los padres están muy preocupados en brindar una educación de calidad a sus hijos, pero en muchas ocasiones olvidan un aspecto imprescindible para el óptimo desarrollo del niño, y es la educación emocional. Pues todas las emociones forman parte importante en la vida de todas las personas.
La educación de las emociones se torna parte importante del desarrollo integral del niño. No solo debemos buscar que nuestros hijos sean inteligentes académicamente, sino que sean inteligentes emocionalmente. Esto les permitirá ser más capaces de solucionar los problemas de la vida diaria y llevarse mejor con los demás. El objetivo es que los niños adquieran los siguientes aprendizajes:
Identificar, reconocer y expresar sus propias emociones.
Utilizar sus emociones para facilitar su pensamiento.
Comprender el origen de sus emociones y cuáles son sus consecuencias.
Lograr un adecuado control de emociones.
Durante su etapa de desarrollo, los niños deben aprender estas capacidades, tanto en el ámbito familiar como en el académico. Estas competencias emocionales permitirán que nuestros hijos conozcan sus propias emociones y las de los demás. Así serán capaces de regular sus emociones y expresarlas con asertividad. La institución educativa también es responsable de educar ciudadanos socialmente inteligentes, con buena adaptación social y académica.
La inteligencia emocional ayudará al estudiante a identificar sus capacidades, aprender de sus errores, mejorar sus niveles de autoestima y ser una persona asertiva. Además, podrá desarrollar sus capacidades para actuar de forma exitosa en sociedad.
Consejos para fomentar la educación emocional
Atender y escuchar las emociones de los niños. De esta manera, ellos se sentirán valorados.
Tener en cuenta las opiniones de los niños.
Dar opciones de solución al niño, bajo la supervisión de un adulto.
Modelar el comportamiento que se busca. En esto, es esencial que el adulto sea un buen ejemplo de pedir disculpas, tratar con respeto y ser amables.
Fortalecer la autoestima. Brindar responsabilidades acorde a su edad y felicitar por el trabajo bien hecho.
Respetar las diferencias. Cada niño tiene sus propios talentos y habilidades.
Pero sobre todas las cosas debemos enseñar a nuestros hijos sobre el Autor de todas nuestras emociones, El Señor, él mismo quiere ser nuestro psicólogo personal y enseñarnos a tener una buena inteligencia emocional; porque “…Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él emana la vida.” (Proverbios 4:23, versión RVA online).
Que nuestra vida y emociones sean para él. ¡Un abrazo!
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