Podría suceder en el aula o en el recreo, en cualquier ambiente escolar. Los pequeños están descubriendo el cuerpo propio y el ajeno, pero deben ser orientados al respecto.
Existe una etapa temprana en la niñez donde los niños y las niñas reconocen su propio cuerpo y comprenden que existen diferencias físicas en el cuerpo de los niños y las niñas. A veces, durante ese descubrimiento, algunos “juegan” a tocar otros. ¿Qué hacer en esos casos? Aquí dejamos algunas ideas para poder intervenir dentro del contexto escolar.
Ante la primera manifestación de la situación, con autoridad, paciencia y respeto, ordenar a los niños y las niñas que no está permitido jugar de esa manera.
Conversar con el niño o con la niña, o con toda la clase, para descubrir el porqué de este tipo de juego. A veces podemos pensar algo y resulta que la respuesta de los niños es diferente.
De acuerdo con las respuestas de los niños, se podrían organizar algunas charlas específicas sobre sus curiosidades. Además, sería positivo informar a las familias sobre las inquietudes de los niños, ya que los padres podrían resolver algunas en el ámbito del hogar.
Explicar los límites del cuerpo propio, las partes íntimas que tenemos y por qué es importante que nadie las toque. Además, charlar sobre los límites del cuerpo de los demás, y por qué debemos respetar las zonas privadas.
Se podría invitar a profesionales de la salud para que expliquen, de manera didáctica, las diferentes partes del cuerpo humano.
Tener reuniones con las familias para explicarles que es común que los niños de cierta edad jueguen de esa manera, porque están conociendo el cuerpo propio y existe curiosidad por el contexto que los rodea. No obstante, pedir su colaboración para charlar sobre esto en casa, de manera que tanto en la escuela como en el hogar el discurso sea el mismo.
De ser necesario, tener reuniones individuales con las familias de los alumnos.
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