“¡No hay nada más bello ni más agradable que ver a los hermanos vivir juntos y en armonía!” (Salmo 133:1, TLA online).
Las peleas entre hermanos son un comportamiento que ocurre por el simple hecho de convivir con dos a más hijos. Primero empiezan siendo físicas y luego, con la edad y con la adquisición del lenguaje, se vuelven más sofisticadas. Las peleas ocurren más frecuentemente entre los 6 y los 12 años y se dan en todas las clases sociales y en todas las culturas. Con la entrada en la adolescencia, estas peleas tienden a desaparecer gradualmente. Si notamos estos comportamientos indeseados entre hermanos, ¿qué podemos hacer? Atentos a las siguientes recomendaciones:
Respeta las necesidades específicas de cada hijo. Tratar a los hijos de la misma manera no siempre funciona, ya que cada uno tiene una personalidad diferente. Te animo a cubrir las necesidades particulares. Por ejemplo, en lugar de regalarles las mismas cosas para evitar un conflicto, trata de comprarles regalos diferentes que reflejen sus intereses individuales.
Muestra el amor que sientes. Pasa tiempo a solas con cada hijo y realiza actividades que reflejen sus intereses. Diles: “Te amo de una manera única y especial, como a nadie más”. Eso es darle exclusividad.
Evita las comparaciones. Comparar a los niños puede hacerlos sentir inseguros. A la hora de elogiar a uno de tus hijos, describe la acción que tuvo o el logro que alcanzó, en vez de compararlo con la forma en que sus hermanos lo hacen.
Establece reglas básicas. Establece acuerdos con tus hijos. Inclúyelos en la elaboración de normas y convivencia entre hermanos. Asegúrate de que tus hijos comprendan qué consideras un comportamiento aceptable y qué no a la hora de relacionarse entre ellos, como así también cuáles son las consecuencias que tiene la mala conducta.
Escucha a tus hijos. Permíteles que se desahoguen y expresen los sentimientos negativos que sus hermanos les producen. Cuando tengas que ayudarlos a solucionar un problema, siempre escucha a ambas partes y valida sus emociones. Muchas veces, la ira casi siempre esconde tristeza, por lo que en lugar de manifestar enojo o violencia, se les debe enseñar a poder hacer un alto y comunicar qué es lo que les hizo sentir tristeza.
Da el ejemplo. No sirve decir a los niños que no se peleen o no se insulten si nosotros estamos peleándonos con el cónyuge constantemente.
Siguiendo estos consejos y con la ayuda de Dios verás grandes resultados en tus hijos.
mis hijos mucho pelean
Muy interesante los contenidos. Me sirven de mucho.