“Instruye al niño en su camino, y aun cuando sea viejo no se apartará de él”.
Desde la Creación, la familia formó parte de un plan educativo estratégico. El primer hogar, al mismo tiempo sería la primera escuela, donde los padres tendrían la responsabilidad de ser los primeros maestros.
Cuando un varón y una mujer deciden fomar una familia, aportan su manera de pensar, sus actitudes, sus inclinaciones sociales y políticas, sus valores religiosos y otras características personales. La influencia de los progenitores moldeará la conducta social y la forma de proceder de los hijos, e influirá hasta en las relaciones emocionales con los demás. Generalmente, los hijos repetirán lo que aprendieron en su primera infancia cuando formen sus propias familias. Por lo tanto, la educación del hogar es tan relevante que puede llevar al éxito o al fracaso a quienes están bajo su influencia.
«En su sabiduría, el Señor ha decretado que la familia sea el mayor agente educativo» (White, Consejos para los maestros, versión online).
Actualmente, la literatura especializada en educación concluye que “hay una influencia positiva asociada con la colaboración entre familia y escuela, que mejora la autoestima de los niños, el rendimiento escolar, las relaciones entre padres e hijos, las actitudes de los padres hacia la escuela, y tiene como consecuencia una escuela y una educación más eficaz y de mayor calidad” (Scott-Jones, 1995; Epstein y Sander, 2000; Vélez, 2009, en Santana, 2010).
Como vimos, la familia es un potente agente educador, algo que no se puede subestimar ni dejar en manos de terceros. La familia es donde el individuo construye conocimientos y significados a partir de sus propias experiencias. Las prácticas familiares generan la enseñanza y el aprendizaje necesarios para la formación y desarrollo de los niños.
Un elemento importante que define la relación familia-escuela es la corresponsabilidad. Esto es, ambas deben asumir su responsabilidad y colaborar mutuamente. Así se logrará una relación dinámica y armoniosa que potenciará la formación plena del ser.
En definitiva, la familia es el grupo social más importante en la vida de los seres humanos y cumple una función educativa fundamental. Por lo tanto, recordamos las palabras del sabio Salomón citadas al inicio: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando sea viejo no se apartará de él”.
Que Dios nos ayude a tener una conciencia despierta para poder educar desde la más temprana edad.
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