La estructura y las rutinas enseñarán a los niños a controlarse de manera constructiva y ser autodisciplinados.
Las rutinas pueden parecer cansadoras para todos, pero son valiosas para los niños. Una rutina es predecible. Esto permitirá que el niño se sienta seguro y que pueda desarrollar un sentido de dominio de sus emociones. Los niños que no desarrollan rutinas de autocuidado, no sabrán realizar tareas básicas como preparar alimentos o higienizarse. Esto podría generar dificultades para cuidar de sí mismos cuando sean adultos jóvenes. La estructura que ofrecen las rutinas nos permite interiorizar hábitos constructivos que nos dan seguridad hoy y habilidades para mañana.
Un detalle valioso a considerar es que los niños pequeños no comprenden de forma plena el concepto del tiempo. Ellos no conciben su vida como una sucesión de horas, minutos y segundos. Más bien, la valoran por los acontecimientos que van sucediendo. Cuando los eventos suceden en el mismo orden, todos los días, los niños tienen una mejor comprensión del mundo, por lo que se sienten más seguros. He ahí la importancia de iniciar la implementación y aprendizaje de rutinas desde una edad temprana.
Cuando hay una rutina en el hogar suele haber menos discusiones, porque las expectativas de comportamiento han sido asumidas por todos. Por lo tanto, una ventaja importante de establecer rutinas es que se reducirá el estrés a la hora de negociar tareas domésticas, tanto en los padres como en los hijos.
Cómo iniciar y establecer una rutina en casa
Sugerimos los siguientes pasos:
Planificar al menos una comida al día.
Tener una rutina para dormir.
Trabajar juntos para entender rutinas.
Ser flexibles en las rutinas.
Cuando siguen una rutina diaria, los niños aprenden a organizar mejor su tiempo y logran ser mucho más eficientes, productivos y organizados. De esta manera, los padres estarán enseñando a los hijos a contar bien sus días. Y, según la promesa bíblica, con la ayuda de Dios, su corazón adquirirá sabiduría (Salmos 90:12).
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