Todo tiene su tiempo
En la actualidad, la sobrecarga de actividades para algunos niños y jóvenes desencadena una pérdida de interés en los estudios.

Generalmente, los padres piensan que cuantas más actividades tengan para hacer, más preparados estarán para la vida. En cierto sentido, es verdad, pero no es necesario agobiarlos con demasiadas responsabilidades que no pueden cumplir, porque están saliendo cansados de una y ya tienen que iniciar otra.

Hace más de un siglo atrás, la educadora cristiana Elena de White aconsejó:

“La atención prestada a la recreación y a la cultura física interrumpirá sin duda a veces la rutina del trabajo escolar, pero la interrupción no será un verdadero obstáculo. Con el fortalecimiento de la mente y del cuerpo, el cultivo de un espíritu abnegado, y la unión del alumno y el maestro por lazos de interés común y amistad, se recompensará cien veces el gasto de tiempo y esfuerzo. Se proveerá un uso correcto a la inquieta energía que con tanta frecuencia es una fuente de peligro para los jóvenes. Como salvaguardia contra el mal, el hecho de estar preocupada la mente con cosas buenas, es de mucho más valor que un sinnúmero de barreras, de leyes y de disciplina” (Consejos sobre la salud, versión online)

El consejo sabio señala que las actividades “no planificadas” ayudan mucho a que los estudiantes se distraigan de la rutina de estrictos horarios y de esa manera la mente estará más dispuesta a adquirir nuevos saberes.

En ocasiones, deseamos que nuestros hijos estudien idiomas, practiquen deportes, vayan a escuelas de artes, aprendan a ejecutar un instrumento, se destaquen en algo más allá de lo académico. En teoría, todo eso no está mal, al contrario, todos deseamos una educación integral para nuestros hijos o alumnos. Lo que no está del todo bien es sobrecargarlos con actividades, y no darles tiempo para recrearse y tener un tiempo “libre” sin una agenda programada.

Cómo aprovechar mejor el tiempo

  • Planifica las actividades, incluso tus actividades de ocio.
  • Descansa, toma unos minutos de pausa para distraerte y luego retoma tu agenda.
  • Prioriza, considera qué actividad o tarea es más importante o urgente.
  • Toma notas, si tienes anotado lo que debes hacer, aprovecharás mejor el tiempo.
  • Sé constante, si no logras lo que te propones, no te rindas. Inténtalo de nuevo. Persevera.

Recordemos el consejo del sabio Salomón:

“Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo…” (Eclesiastés 3:1, Nueva Versión Internacional online)