“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” (3 Juan 1: 2, RVR 1960 online).

El proceso de adaptación que tuvo que experimentar cada integrante del sistema educativo, especialmente estudiantes y docentes, en esta pandemia, arrojó diversas consecuencias en el ámbito de la enseñanza como de los aprendizajes, considerando que hubo un cambio abrupto en el tránsito de una educación realizada en lo presencial hacia una que solo se dio a través de lo virtual.

Hoy avanzamos a lo híbrido o b-learning, sin embargo, igualmente esto golpeó el área pedagógica, ya sea por la falta de capacitación de docentes en lo tecnológico, el manejo de emociones y acciones frente a situaciones como la que a nivel de aldea global vivimos o por un confinamiento prácticamente obligado, con espacios notoriamente reducidos, lo que facilitó una concentración disminuida y el estrés aumentado en las relaciones tanto dentro del hogar como en relaciones académicas a distancia.

El aumento en la ansiedad también se hizo presente en este periodo potenciado por la incertidumbre de esta pandemia que aun continua a través de nuevas mutaciones del virus presentado en muchos países del mundo que se encuentran complicados con esta nueva dificultad. La frustración y en casos más extremos directamente una depresión, por trastornos asociados al confinamiento. En síntesis, el mundo se vio forzado a enfrentar algo nuevo, incierto, doloroso y que aún no termina.

Todo lo anteriormente mencionado nos invita a considerar la importancia de las medidas para suplir las innumerables necesidades que se presentan con esta pandemia especialmente en las clases virtuales que potencian los problemas de salud mental. Por ello, fomentar el autocuidado, espacios de reflexión y relajación son muy importantes en este tipo de actividades educativas.

El cuidado de la salud mental es un tema obligado frente a estas nuevas problemáticas sociales ya que brindarán un apoyo importante frente a la carencia que se evidencia en espacios de vulnerabilidad social, mitigando la frustración que se manifiesta por la alta desigualdad social que existe, el impacto económico negativo y eventos traumáticos de la pandemia, suprimiendo paulatinamente y de algún modo el temor y el miedo que son factores que se han potenciado con esta enfermedad mundial y que han afectado profundamente a familias, estudiantes y docentes.

El llenar la mente de propósitos, metas y sueños, trabajar para cumplirlas; el sentir que no estamos solos, que siempre hay alguien con quien podemos contar; que existen personas que realmente nos valoran y desean lo mejor, son alicientes deseables en una época tan compleja como la que nos tocó vivir. Por ello, tengamos siempre estas palabras para quien las necesiten, incluso para nosotros mismos: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”.