“El ideal que Dios tiene para sus hijos está por encima del alcance del más elevado pensamiento humano…Ante el estudiante se abre un camino de progreso continuo”. –La educación online.

Como docentes situados en contextos educacionales que promueven la fe; la evaluación debería ser una de las herramientas mejor pensadas y utilizadas para proveer lo necesario en favor del desarrollo integral de todas las facultades de los estudiantes.

Al considerar que la evaluación es una etapa que forma parte del proceso educacional y que tiene por finalidad comprobar de modo sistemático en qué medida se han logrado los resultados previstos en los objetivos propuestos, la  evidencia que servirá para retomar aquello que fue o no asimilado por los estudiantes y/o las estrategias utilizadas; será posible visualizar con mayor seguridad las potencialidades que los estudiantes pueden desarrollar y la forma en que se debe enseñar o guiar sus aprendizajes. De cualquier forma y por más preparados que se encuentren los docentes, es necesario contemplar aquellas deficiencias que existen en el sistema tradicional de evaluación y que han deformado al sistema educativo, concediendo mayor importancia al resultado, obviando las etapas progresivas del aprendizaje y limitando el desarrollo integral al que apunta el sistema educacional adventista.

El foco de la evaluación está centrado en la aplicación de los conocimientos y en la capacidad de transferir el aprendizaje a otras situaciones y contextos. A fin de ser coherente y eficaz, considera las diferencias individuales y la pluralidad de formas de aprendizaje, utilizando una variedad de procedimientos e instrumentos. (Pedagogía adventista, p. 76).

La evaluación no tiene sentido por sí misma, si no va acompañada de un conjunto de procedimientos dentro del proceso educativo, donde busque la compresión y oportunidad para adquirir nuevos conocimientos. El último término de la evaluación es una fase indispensable en todas las actividades de nuestra vida individual y colectiva por lo que requiere de una consideración genuina y responsable por parte quien la imparte.