“Adquirir el hábito de la lectura y rodearnos de buenos libros es construirnos un refugio moral que nos protege de casi todas las miserias de la vida”. W. Somerset Maugham.
Uno de los mayores desafíos en educación es poder fomentar la lectura desde la etapa inicial. Esto conlleva un trabajo arduo de los distintos agentes que son clave para motivar, estimular e instalar el hábito de la lectura. Por tanto, es importante entender que, tanto la familia como los docentes, ambos de manera armónica, serán quienes impulsen el desarrollo de las capacidades lectoras de los niños. Deben propiciar un ambiente agradable y cómodo, en el cual aprendan de manera lúdica y adquieran esta herramienta educativa de la lectura con alegría, porque este buen hábito, a lo largo de la vida, les brindará múltiples beneficios, incluso como un refugio tal como refiere W. Somerset. Debemos recordar que leer es esencial, no solamente páginas impresas, sino también textos en pantalla, que suelen agregar colorido, movimiento, vida y significado a lo leído por los más pequeños.
A continuación, mencionaremos algunas ideas para fomentar la lectura en los niños desde los dos grandes agentes colaboradores nombrados:
Desde la familia:
1- Considerar los gustos y aficiones de los niños para incorporar lecturas, escogiendo libros adecuados para cada edad a desarrollar los hábitos lectores.
2- Contar con una biblioteca en el hogar, permitiendo que los niños sean partícipes de la elección de literatura para la biblioteca familiar.
3- Familiarizar a los niños con el lenguaje escrito, leyéndoles cuentos e historias diariamente.
4- Perseverar en la lectura, haciendo un plan de lectura. Por ejemplo, leer cada día una historia, un cuento, rimas, poesías y/o comics y permitir que los niños se explayen respecto a lo que escucharon o leyeron, identificándose con algún personaje, comentando sus características, dibujar lo leído, etc.,
5- Apoyar la gestión que desde la escuela se realiza para fomentar la lectura. Estar a disposición.
Desde la escuela:
6- Celebrar el “Día del libro”.
7- Dramatizar cuentos que les son leídos o son observados a través de elementos tecnológicos.
8- En un juego de rincones, incorporar el “rincón de la lectura”, donde puedan encontrar libros de su interés.
9- Elaborar carteles o letreros que hagan alusión a libros leídos en la clase.
10- Plenario de lecturas. Por ejemplo, luego de leer algún texto, generar preguntas alusivas a lo leído, conversar sobre los personajes, características, etc.
11- Incorporar a los padres en alguna clase para el apoyo del fomento de la lectura.
12- Utilizar la tecnología desde lo educativo para fomentar el hábito lector.
13- Maratón de lectura. Ejemplo: Jugar con los tiempos y pronunciación del libro asignado por equipo.
Es importante recordar que el amor por la lectura no se enseña, sino que se contagia. Por ello, es necesario generar conciencia en los agentes colaborativos como padres y docentes en cuanto a la importancia de fomentar el hábito lector. Sin ir más lejos, nos parece interesante mencionar las palabras del Maestro de los maestros, quien dijo: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). Es decir, podemos llenar nuestra aljaba de cosas temporales (pan), pero la lectura, en este caso la Palabra de Dios, se convierte en algo más que relevante para el buen vivir, porque nos recuerda lo que ha sido dicho y nos inspira a la reflexión que es un acto imprescindible en estos tiempos donde lo importante se ha ido desvalorizando, como también lo ha sido la lectura; la cual requiere de disciplina y tiempo, justamente elementos que son evitados en la dinámica del siglo XXI. Por ello, como docentes, estamos a tiempo de revertir la inmediatez de nuestra era, con la paz y sabiduría que otorga un buen libro.
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