“La suave respuesta quita la ira, pero la palabra áspera aumenta el furor”. -Proverbios 15:1, versión Reina-Valera 2015 online.

Sin temor a equivocarnos, podemos afirmar que una escena donde los padres o adultos gritan a los niños trasciende el tiempo y las civilizaciones. Por eso, el sabio Salomón nos dejó el adagio con el que iniciamos este artículo. En los tiempos bíblicos también hubo madres, padres o maestros tratando de controlar a sus hijos o alumnos con algún grito desesperado, cuando ya se estaban saliendo un poco de control. Pero, por experiencia propia, los adultos podemos comprobar que cuantos más gritos escuchen los niños, más alterados se ponen.

Hoy en día escucho que muchos padres “negocian” con sus hijos para que realicen lo que ellos están solicitando. La escritora cristiana Elena de White, dijo:

“Los pequeños, antes de un año de edad, escuchan y entienden lo que se habla con referencia a ellos mismos, y saben hasta qué punto se les permite hacer su voluntad. Madres, deberíais enseñar a vuestros hijos para que cedan a vuestros deseos. Podéis lograr esto si ejercéis dominio sobre ellos y mantenéis vuestra dignidad como madre. Vuestros hijos aprenden rápidamente lo que esperáis de ellos, saben cuándo su voluntad vence la vuestra, y obtendrán el mayor provecho posible de su victoria”. Conducción del niño, versión online.

Emplean la técnica de la negociación, “si comes verduras, te doy esto”, “si duermes temprano, haremos esto”, “si sacas buenas notas, iremos de paseo”. Hay situaciones que no podemos negociar. El niño debe comer verduras porque es bueno para la salud, porque lo ayuda en su crecimiento; no cometamos el error de negociar y darle otra cosa porque o sino no come. Debe dormir temprano porque es lo correcto, al día siguiente debe ir al colegio y los padres deben madrugar para trabajar. Debe tener buenas notas o aprobar las materias, porque aparte de que el estudio es una obligación de los padres, un derecho del niño, es una tarea conjunta entre padres e hijos. Tiene que mostrar interés en sus estudios, porque no tiene otra responsabilidad, más que cumplir con las tareas escolares.

Algunos motivos de los mencionados más arriba son los que muchas veces nos sacan de las casillas tanto a padres como a docentes, y tendemos a perder la paciencia y queremos poner orden o enfatizar nuestra autoridad empleando los gritos, incluso algunos alaridos, para llamar la atención de los niños, sin darnos cuenta que de esa manera estamos mostrando en realidad que los adultos tampoco estamos pudiendo controlar ese momento.

Necesitamos calmar primeramente nuestra mente, para luego transmitir esa misma sensación de tranquilidad a los hijos o estudiantes que están a nuestro cuidado. Un último consejo de la mencionada escritora:

“Nunca deberíamos perder el dominio de nosotros mismos. Mantengamos siempre delante de nosotros el Modelo perfecto. Es un pecado hablar con impaciencia o mal humor, o sentir ira aun cuando no hablemos. Debemos trabajar dignamente, y representar correctamente a Cristo. Hablar palabras airadas es como golpear un pedernal contra otro pedernal: inmediatamente surgen las chispas de los sentimientos airados”. Conducción del niño, versión online.

Y para finalizar este artículo, algunos consejos que encontramos en la Palabra de Dios:

  • Tener dominio propio. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. 2 Timoteo 1:7.
  • Controlar el estrés. Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Filipenses 4:6.
  • Mantener y transmitir esperanza. Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos: que Jehová tu Dios es el que va contigo: no te dejará ni te desamparará. Deuteronomio 31:6.
  • Descansar lo suficiente. Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar. Mateo 11:28.
  • Mostrar paciencia y fortaleza moral. Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; Y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad. Proverbios 16:32.

Si practicamos estos consejos bíblicos podremos entablar una relación de confianza con nuestros hijos y estudiantes y harán que nuestra tarea sea exitosa.