Empatía
“Tú llevas la cuenta de mis huidas; tú recoges cada una de mis lágrimas. ¿Acaso no las tienes anotadas en tu libro?” (Salmos 56:8, versión Dios Habla Hoy online) ¡

La empatía es una de las competencias más importantes entre las que componen una saludable inteligencia emocional. Es un concepto poderoso, aunque a veces tildamos a alguien de no ser empático simplemente porque no está haciendo lo que queremos o no lo hace de la manera como nosotros deseamos. Entonces, somos rápidos para concluir que esa persona no tiene empatía, porque “no sabe ponerse en el lugar del otro”.

Sin embargo, el significado de este concepto implica la intención de comprender los sentimientos y emociones, intentando experimentar de forma objetiva y racional lo que siente otro individuo. Según la psicología, la empatía es la capacidad psicológica o cognitiva de sentir o percibir lo que otra persona sentiría si estuviera en la misma situación.

Además de sentir lo que otro siente, la empatía también está ligada al amor que manifestamos unos por otros. El apóstol Pedro aconsejó así a los cristianos:

“Todos deben ser de un mismo parecer. Tengan compasión unos de otros. Ámense como hermanos y hermanas” (1 Pedro 3:8, Nueva Traducción Viviente online). Por su parte, el apóstol Pablo también recomendó la empatía cuando exhortó a los cristianos:

“Alégrense con los que están alegres y lloren con los que lloran” (Romanos 12:15, Nueva Traducción Viviente online).

Desarrollando la capacidad de ponernos en el lugar de otro

Saber escuchar. Nos gusta sentir y ver que el otro está prestando atención y, por sobre todo, escuchando lo que decimos. Entonces, podemos intervenir con alguna que otra pregunta, de modo que realmente nos interese lo que se está diciendo.

Interpretar las señales no verbales. Los gestos muchas veces dicen más que las palabras. Observando los gestos de las personas podemos identificar incluso los estados de ánimo.

Imaginarse en su lugar. Al tratar de comprender la situación por la que atraviesan otros, nos aproximamos a la persona y podemos ayudar en lo que realmente está necesitando.

Generar confianza. Ayudar es bueno en todo momento, pero la necesidad emocional muchas veces es imperceptible a simple vista. Para poder dar contención es necesario que la persona confíe en nosotros y eso se logra poco a poco, de acuerdo a nuestro comportamiento con los demás.

Para qué practicar la empatía

La empatía, como habilidad de la inteligencia emocional, es importante porque posibilita experimentar diferentes beneficios.

  • Permite disfrutar de relaciones sociales participando más con el grupo de amigos, compañeros o familiares.
  • Ayuda a sentirse personalmente mejor.
  • Facilita la resolución de conflictos.
  • Predispone a ayudar a los demás y compartir.
  • Aumenta el carisma y el atractivo.
  • Permite ser más respetuoso.
  • Desarrolla capacidades de liderazgo, negociación y colaboración, así como ser mejor considerado por los demás.

Además de contar con un amigo o un familiar con quien nos sintamos bien, debemos tener en cuenta que Dios está pendiente también de nuestros estados de ánimo y se compadece de todo lo que nos sucede.

¡Qué alentador es saber que Dios registra todas nuestras lágrimas y todas nuestras luchas! Es bueno recordar siempre la invitación de Dios a echar todas nuestras ansiedades sobre él, porque él se interesa por nosotros (1 Pedro 5:7).