El desafío de la alfabetización
¿Cuándo comienza el proceso de alfabetización en un niño? En la historia de la educación siempre ha sido un tema de discusión y, sobre todo, de diferentes interpretaciones y aplicaciones en la práctica de enseñanza – aprendizaje.

Es difícil precisar en forma general la edad en que los niños se apropian de los elementos convencionales alfabéticos de la escritura y lectura; todo dependerá de la maduración, la estimulación y la realidad de cada niño. La edad promedio en que estos elementos son adquiridos oscila generalmente entre los 4 y 8 años. Emilia Ferreiro explica que cada niño menor de 6 años, realiza garabatos y rayas imitando la escritura de los adultos. Realizan dibujos que muchas veces “leen” a los adultos como si fueran texto, e intenta imitar la escritura convencional. Estas acciones corresponden a etapas del proceso evolutivo donde cada niño va modificando sus concepciones lingüísticas. Estas etapas pre lingüísticas son muy importantes para que el alumno logre con mayor facilidad una escritura convencional o alfabética.

Es importante recordar que muchas veces se maneja la hipótesis incorrecta de que los niños entran a la escuela sin saber leer y escribir absolutamente nada. Esto no puede ser considerado válido puesto que sería limitar el concepto de alfabetización a la afirmación que en los primeros grados de escolaridad alcanzan todo el conocimiento necesario para la vida. Sería confinar el proceso a un período específico de enseñanza – aprendizaje dentro de un contexto escolarizado.

No podemos precisar la edad en que un niño debe ser alfabetizado, como tampoco el tiempo que el proceso de alfabetización debe llevar. Son temas muy discutidos y ha sido imposible llegar a un consenso general. La realidad nos muestra que, tanto el momento como el tiempo de alfabetización, solo es posible resolverlo en la práctica, en el trabajo diario y en la adecuación a la realidad de cada docente y sobre todo de cada alumno. Pero existen pautas que podemos tener en cuenta para  el desarrollo de la tarea docente:

Cómo hacer para que los alumnos se mantengan activos leyendo y escribiendo

Es necesario que cada docente pueda brindar, con responsabilidad, herramientas para que cada alumno comprenda mejor lo que el mundo ofrece. Teniendo siempre presente que la alfabetización los introduce al mundo de los conocimientos que han surgido a lo largo de la historia de la humanidad, les abre los ojos a un universo de conocimientos científicos, artísticos, lenguajes simbólicos… a un espectro sin límite de conceptos y experiencias.

La capacidad y gusto por la lectura da acceso a lo que ya ha sido descubierto por otros.
Abrahán Lincoln

Cómo desarrollar competencias y habilidades de lectura – escritura en los alumnos

No es posible hablar de un método eficiente en su totalidad, pero podemos hablar de diferentes técnicas y estrategias extraídas de los diferentes paradigmas; también podemos tener en cuenta diferentes elementos que nos permitan aumentar la eficiencia en el proceso:

  • Alfabetización intencional activa. El alumno diariamente se ejercitará en la lectura y escritura. Esta actividad le sirve para ir aumentando el dominio de la lengua escrita. Brindar propuestas que los desafíen cada día a dominar más el contenido, comprender, interactuar y disfrutar.

    La alfabetización no es un juego de palabras, sino la conciencia reflexiva de la cultura, la reconstrucción crítica del mundo humano, la apertura de nuevos caminos, el proyecto histórico de un mundo común, el coraje de decir su palabra. Paulo Freire

  • Seleccionar lecturas y contenidos. Las propuestas deben ser variadas en contenido, en estilo y en propósito, para que los alumnos tengan diversidad y cantidad y, por lo tanto, puedan aplicarlos e integrarlos en diferentes contextos.

     Deletrear correctamente, escribir en forma clara y llevar cuentas, son conocimientos necesarios. La teneduría de libros ha sido abandonada en muchas escuelas, pero debe ser considerada como estudio de importancia primordial. Una preparación cabal en estos estudios habilitará a los alumnos a ocupar puestos de confianza. Elena de White

  • Proyectos institucionales. Desarrollarlos teniendo en cuenta los intereses y capacidades de los alumnos y que promuevan actos significativos de lectura y escritura. Pueden ser proyectos de periodismo, intercambio de mensajes, taller de dramatizaciones, taller de poesías, taller narrativo, que ayudan al mantenimiento de un ambiente alfabetizador. Como red educativa adventista en Sudamérica tenemos el Plan Lector, que es un buen proyecto para fomentar la lectura.

  • Situaciones pedagógicas desafiantes. Propuestas donde sea necesario pensar un texto, proyectarlo, escribirlo y reescribirlo. En este caso podría ser confeccionar el libreto de una obra dramática, de un vídeo, etc. Además, podría ser el planteamiento de una situación donde el alumno no posee las herramientas o estrategias necesarias para poder solucionarla, pero la búsqueda de su resolución le genera la necesidad de buscar, coordinar, resignificar y construir nuevos conocimientos y estrategias basado en conocimientos previos.

     Si tuviese que reducir toda la psicología educativa a un solo principio, enunciaría este: el factor más importante que influye en el aprendizaje es lo que el alumno ya sabe. Averígüese esto y enséñese consecuentemente. Ausubel

Cómo ayudar a comprender la forma de aplicar todo lo adquirido en la vida diaria en un contexto cultural específico

  • Producción de textos reales en contextos reales. Buscar situaciones cotidianas que brinden la posibilidad de aprender los contenidos que se presentan en la realidad.

     Las cosas más simples son a menudo las más reales. Juan Salvador Gaviota

  • Utilización de competencias lingüísticas y significativas. Proponer situaciones donde resulte necesario que el alumno pueda confrontar sus ideas con las de otros compañeros, con el docente y con otros textos. Esta actividad lleva a la sistematización en la elaboración de diferentes conocimientos, que lo lleven a comprender lo mejor posible los mensajes que el mundo ofrece y que cada vez son más complejos, extensos y específicos.

Para alfabetizar, los docentes debemos fomentar el gusto por la lectura y con eso facilitar la comprensión lectora. Nuestro objetivo debería centrarse en la formación de personas críticas y reflexivas.

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
2 Timoteo 3:16 y 17

Leer y escribir no es solo un proceso de decodificación de símbolos, es un proceso esencial para la interpretación y comprensión del mundo que nos rodea, y mejor aún, si ese proceso lo acompañamos con el mejor libro: la Biblia. Además de ayudar a nuestros estudiantes a conocer el mundo, los guiará a una forma de vivir acorde a los principios de nuestro Creador y les mostrará la esperanza de una vida mejor.