En el artículo anterior vimos los daños que causa el sedentarismo, sobre todo en la edad escolar. A continuación veremos la solución y cómo implementarla.

Por Yanina Fus Jiménez

La solución es sencilla: hay que sentarse menos y moverse más. Cambiar la manera en que pensamos cómo debe ser un salón de clases puede ser el comienzo. Poco a poco, las maestras pueden proveer espacios para que los niños se sienten en el piso o sobre almohadones o sillones. También pueden traer mesas altas para que los estudiantes trabajen mientras están parados o simplemente pueden trabajar con sus pancitas o espaldas en el piso. El impacto de agregar más movimiento en las horas de escuela puede ser tremendamente positivo.

El movimiento puede fortalecer exponencialmente el proceso de aprendizaje. Eric Jensen escribe en su libro Moving with the Brain in Mind que las aulas deben mantenerse activas. Las investigaciones relacionadas con el cerebro también confirman que la actividad física —movimiento, estiramiento y caminata— puede fortalecer el proceso de aprendizaje. Jensen protesta contra las aulas sedentarias y sugiere una mejor manera de pasar los largos días en ellas, no sólo para los estudiantes, sino para los profesores también. Señala que “los maestros necesitan proveer a los estudiantes una gran variedad de posturas, incluyendo la caminata, acostarse, moverse, apoyarse en escritorios altos o contra la pared, arrodillándose, rebotando, etc.” (Jensen, Education Leadership, p. 36). Un cambio mínimo como un pupitre inclinado demostró mejor concentración, menos fatiga ocular, y mejor disposición a la lectura. ¿Quién no quiere esto para nuestros niños?

Las maestras pueden animar a sus estudiantes a pararse y moverse mientras trabajan. El movimiento ayuda a los estudiantes a retener más información en su memoria e incluso mejora su humor. Quienes aún no lo han probado van a experimentar que esta dinámica ¡mejora el comportamiento en los niños, que muchas veces se meten en problemas por la misma razón de no tener oportunidad de moverse mientras estudian y trabajan en la escuela! La oportunidad de moverse tiene un efecto increíble en los niños, el volumen en el ambiente baja y los niños muestran más concentración y amor a la escuela. La actitud cambia en muchas áreas. ¡El niño y el maestro son los que ganan!

¿Cómo funciona en la práctica?

Cada maestro debe decidir sobre el espacio en su aula, para satisfacer las necesidades de todos sus alumnos. ¡Existen infinitas formas, precios, y tamaños para proveer asientos alternativos y cómodos para que los alumnos se muevan más! Es cuestión de darle rienda suelta a la creatividad, observar cómo otros educadores lo han hecho y adoptar lo que funcione para cada educador.

Las opciones deberían incluir:

  • Sentarse en el piso o en una alfombra.

  • Sobre almohadones.

  • Sobre sillones.

  • Sobre sillas tradicionales.

  • Taburetes o banquetas.

  • Sillas con rueditas.

  • Bolas terapéuticas.

  • Sillas meseras.

  • Sillas altas.

  • Mesas altas para pararse al lado y trabajar.

  • Mesas bajitas para trabajar arrodillados a su lado.

  • Espacio para leer sobre sus espaldas o pancitas.

¡A implementarlo!

La implementación de los asientos flexibles y alternativos debe ser un proyecto hecho en equipo con la administración de la escuela, entre maestros y padres. Es buena idea tener una presentación donde se muestre por qué es crucial para la salud física y mental. Luego que se tiene el apoyo de la administración y la junta escolar, se podría convocar una reunión de padres para contestar todas las inquietudes y requerir su ayuda para recaudar fondos, o simplemente para conseguir donaciones de muebles usados o de cualquier mueble que sirva para los propósitos de la maestra. Aunque siempre habrá gente dubitativa y opositora, te impresionarás al ver el apoyo de los que desearán unirse a este emprendimiento de diferentes maneras: haciendo muebles, pintando, donando, etc.

Los educadores también deben revelar sus objetivos y planes a sus estudiantes. Ellos responderán con entusiasmo y responsabilidad. La maestra debe establecer la única regla para este tipo de ambiente de una manera consistente y firme. Esta es la regla: “Puedes usar cualquier espacio de esta aula, siempre y cuando me muestres que te ayuda para tu concentración. Puedes relajarte por unos minutos, caminar, pero siempre haciéndolo calmadamente y sin distraer a tus amigos” Esta única regla ha sido increíblemente efectiva. Mis estudiantes no pueden creer que sólo tienen una regla acerca de este nuevo ambiente. Ellos actúan muy responsablemente, porque saben que nuestra motivación fue puro amor hacia ellos y fuimos conscientes de sus necesidades.

Las miles de maestras que han adoptado esta modalidad, incluyéndome a mi, han notado menos distracción en el aula, menos incidentes de mala conducta, más concentración, y mejor actitud para el aprendizaje y en general.

Espero sus comentarios y reacciones aquí debajo. En la tercera parte de este artículo les contaré mi propia experiencia.

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