
“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios”. 1 Juan 3:1, RV60.
Jesús dijo: “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás” (Juan 6:35). Las acciones están claras, debes ir a Jesús y creer, confiar en él. Cuando decides confiar en Jesús aceptas su gracia, su amor y su voluntad para tu vida, entonces no solo estarás pleno en cuanto a tu valor, sino que te dará un propósito y una misión que cumplir: compartir ese amor.
Sobre este tema, la psicoterapia cognitiva conductual señala que las creencias más íntimas sobre el valor personal se llaman centrales o nucleares y son aquellas que se perciben de manera absoluta, global y duradera. Estas se construyen en primera instancia en la relación con los padres o cuidadores, incluso desde antes de nacer y durante la infancia. Sin embargo, estas no deben determinarte y si en la raíz de algún problema que tengas te sientes sin valor, disminuido o no querido, acude a Dios para modificar aquello y salir adelante.
A continuación te presento algunas estrategias para lograrlo:
- Planea momentos de oración en los que no solo agradezcas o pidas, sino que puedas mostrarte tal cual eres ante él.
- Acude cada día a su Palabra para tener un encuentro con Dios, busca en ella el pan de vida que necesitas, aquello que quiere decirte para ese momento, así saldrás fortalecido y podrás experimentar su amor, que trae paz y contentamiento.
- Silencia todas las notificaciones de tus redes sociales o elimina las aplicaciones que te distraen y te invitan a tomar de “otras fuentes” para afirmar tu valor personal.
Dios te bendiga en esta experiencia y espero que pueda ser tan transformadora para ti como lo ha sido para mí.
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