
“Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados; yo les daré descanso.” (Mateo 11:28, NVI online)
Un docente trabaja para sus estudiantes, para los padres de esos estudiantes, comparte su lugar de trabajo con los colegas y el resto de los empleados de la institución educativa. Y en todas estas relaciones surgen demandas propias del trabajo docente. Además, podrían sumarse las exigencias del Estado y de la sociedad. Por último, cada persona también posee cierta cuota de autoexigencia. En este contexto complejo, ofrecemos algunos consejos fundamentales para mantener el bienestar mental y emocional de los educadores.
- Fomentar el autocuidado. El primer paso para promover la salud mental de los docentes es recordar la importancia de cuidar de uno mismo. Los docentes cristianos tienen la ventaja de contar con el ejemplo de Jesús, el Maestro de los maestros. El pasaje bíblico destacado más arriba nos invita a reconocer nuestras limitaciones humanas y buscar descanso físico y mental. Es esencial aprender a equilibrar el trabajo con los tiempos de descanso y buscar también una renovación espiritual. El autocuidado no es egoísmo; es más bien una necesidad para poder seguir brindando lo mejor como educadores.
- Mantener la paz. El estrés, la ansiedad y la frustración son emociones comunes que los docentes experimentan en su labor diaria. Si se presentan tales emociones, nuevamente ofrecemos el siguiente consejo bíblico: “No se preocupen por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:6-7, NVI online). Mediante este pasaje se nos anima a presentar todas las preocupaciones y desafíos a Dios en oración, confiando en que él otorgará una paz que sobrepasa el entendimiento humano. En un entorno educativo, que a menudo es incierto y desafiante, los maestros pueden encontrar consuelo en saber que, al confiar en Dios, pueden experimentar una paz profunda y duradera.
- Cultivar buenas relaciones. No estamos llamados a vivir en aislamiento. La comunidad juega un papel crucial en el bienestar social, emocional y espiritual. Los docentes, al igual que cualquier otra persona, necesitan el apoyo de sus compañeros, tanto en el ámbito profesional como en el personal. El consejo del Señor es: “Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas y así cumplirán la ley de Cristo.” (Gálatas 6:2, NVI online). La colaboración y el apoyo mutuo son esenciales para prevenir el agotamiento físico, mental y emocional. En el contexto educativo, esto puede significar buscar y ofrecer apoyo entre colegas, compartir experiencias y consejos, o simplemente compartir y orar unos por otros. La labor docente no debe verse como una tarea solitaria. Busca y ofrece apoyo a tus colegas para compartir cargas y encontrar consuelo y fortaleza.
- Perseverar con paciencia. El trabajo docente exige una gran cantidad de paciencia, no solo con los estudiantes, sino también con las familias y con uno mismo. La frustración puede surgir cuando los resultados no son inmediatos o cuando las expectativas parecen inalcanzables. En la Biblia encontramos el siguiente consejo: “Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce perseverancia. Y la perseverancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros sin que les falte nada.” (Santiago 1:2-4, NVI online). Aquí el consejo es claro: las dificultades y los desafíos no son en vano, cada situación difícil es una oportunidad para desarrollar la paciencia, la perseverancia y la confianza en que Dios está con nosotros en medio de la prueba. La experiencia docente, con todas sus alegrías y dificultades, forma parte del proceso de crecimiento personal y espiritual, lo cual nos dará fortaleza para enfrentar los desafíos de cada día.
- Trabajar de todo corazón. Los docentes desempeñan un papel fundamental en la formación de las nuevas generaciones. El trabajo de los maestros es una vocación, un llamado a servir. La enseñanza es una misión, podría decirse divina, pues tiene un propósito y dirección, la cual es inculcar valores en las pequeñas y grandes mentes para producir un cambio. Ver la tarea docente como un don divino fortalecerá la salud mental y emocional de todo educador. El apóstol Pablo, en una de sus cartas, dice lo siguiente: “Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo.” (Colosenses 3:23, NVI online). Se destaca la importancia de hacer todo con mucha dedicación, como si se hiciera directamente para Dios. Los docentes que ven su trabajo como un acto de servicio hacia los demás y como una oportunidad para glorificar a Dios en su labor diaria pueden encontrar mayor satisfacción y propósito, lo que contribuye positivamente a su bienestar emocional.
- Tener esperanza. Son muchas las dificultades y los retos que enfrentan los docentes. Sin embargo, el sufrimiento, la fatiga y el agotamiento no son permanentes. Los docentes cristianos tienen la ventaja de vislumbrar un futuro lleno de restauración y bienestar integral. En la Biblia encontramos la siguiente promesa: “Porque yo conozco los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.” (Jeremías 29:11, NVI online). El Señor no quiere que estemos cansados todo el tiempo, él desea que realicemos las tareas con satisfacción. También es un recordatorio de que el trabajo del docente tiene un propósito más allá de lo que se ve a simple vista. La dedicación que invierten en la formación de sus estudiantes tiene un impacto eterno, y Dios les promete un futuro lleno de esperanza y paz. Pensar en esta promesa puede ser un aliento para aquellos momentos en que la carga se vuelve pesada.
La salud mental del docente es crucial no solo para su bienestar personal, sino también para el impacto positivo que tiene en sus estudiantes. La escritora cristiana Elena de White menciona los siguiente:
La salud es una bendición inestimable, que está más íntimamente relacionada con la conciencia y la religión de lo que muchos se dan cuenta. Tiene mucho que ver con la capacidad de uno para servir, y debe ser guardada en forma tan sagrada como el carácter; porque cuanto más perfecta sea la salud, tanto más perfectos serán también nuestros esfuerzos para hacer progresar la causa de Dios y beneficiar a la humanidad. (Consejos para los maestros, versión online)
En la Biblia encontramos principios sólidos para manejar el estrés, la ansiedad y la fatiga emocional, proporcionando un marco de esperanza, paz, y renovación. Como ya se mencionó más arriba, debemos tener en cuenta que pensar en nuestra salud no es ser egoístas; sino al contrario, cuanto más bien nos encontremos de salud, mayores beneficios podremos brindar a los que nos rodean, no solo a los alumnos sino a los colegas y principalmente a nuestra familia.
Deja tu comentario