Una de las herramientas fundamentales que un centro educativo dispone para atender las características diversas y necesidades individuales de los alumnos es la planificación de la enseñanza. Planificar implica organizar la puesta en práctica, teniendo en cuenta las diferentes estrategias de aprendizaje que están implícitas en el desarrollo e implementación del currículo.

Los cambios sociales han propiciado la aparición de diferentes necesidades especiales en cuanto al currículum. Se pueden identificar tres puntos de cambio que debemos tener en cuenta al momento de planificar el desarrollo curricular en el aula:

  • la globalización
  • las tecnologías de la información y comunicación
  • los cambios estructurales en la familia

Estos puntos claves provocan una revisión permanente del currículo. El sistema educativo deberá buscar los medios que respondan a las necesidades educativas específicas que presenten los alumnos. Si no lo logra, no será un instrumento útil para suplir y resolver los diferentes problemas que van surgiendo.

Para lograr una propuesta curricular superadora, se requiere de una comunidad educativa no presionada. Todos deben estar interesados en construir y mejorar desde la institución, sin perder de vista la misión educativa final. Este proceso se logra con docentes que busquen reconstruir el currículo, diseñando respuestas educativas dentro del contexto sociocultural de los alumnos. Desde esta perspectiva, se promueve un modelo de entidad educativa donde los docentes, alumnos, padres y otras entidades sociales, construyen su camino propio como comunidad escolar.

Sin embargo, hay algunos riesgos. Puede que se elabore una secuencia de concreción y adaptación curricular que se convierta meramente en un trámite administrativo que queda en los papeles. De esa forma, el proyecto ideado y elaborado no refleja la realidad de la propuesta del centro. Para que eso no ocurra hay que centrar la atención en las ayudas que son necesarias proporcionar a los alumnos, a fin de optimizar su proceso de desarrollo enseñanza-aprendizaje.

Necesitamos responder algunas preguntas básicas:

  • ¿Qué educación queremos?
  • ¿Qué papel corresponde a los centros, a los docentes y a la comunidad educativa en cuanto a su diseño, ejecución y evaluación curricular?

Clarificar estas cuestiones evitará andar a los tumbos en el desarrollo curricular. Desde esta perspectiva, el elemento clave es la institución educativa, quien debe asumir el compromiso de desarrollar y planificar las líneas de acción y las metodologías que serán utilizadas para propiciar cambios en los procesos de enseñanza-aprendizaje.

Las propuestas curriculares que tomen en cuenta las necesidades y los estilos de aprendizaje de los alumnos, deben partir desde el centro en su conjunto, para que constituya el elemento central que diseñe la respuesta y seguimiento a las diferentes necesidades educativas de los alumnos a lo largo de trayectoria escolar. Se buscará que la acción educativa tenga dos objetivos: favorecer el desarrollo integral de la persona y ofrecerle los medios para alcanzar su integración en su entorno.

La intención es trasladar la atención del proceso de enseñanza-aprendizaje, desde los contenidos curriculares a la valorización del sujeto como alumno y proporcionarles igualdad de oportunidades en su formación. Es necesario promover una escuela abierta a la diversidad, permitiendo la adecuación y la adaptación del currículo a las necesidades educativas que presenta cada alumno. Tomar en cuenta las características y el estilo de aprendizaje dentro de una propuesta curricular ayuda al profesor a saber cuáles son las actividades y experiencias cognoscitivas que debe incluir en su práctica docente. También puede servir al alumno para que, conociendo su estilo personal, encuentre la estrategia para adquirir conocimiento y así esté preparado para continuar su aprendizaje autónomo a lo largo de la vida.

La importancia de tomar en consideración los estilos de aprendizaje y las características de los alumnos al momento de diseñar el currículo recae en la suprema responsabilidad de ofrecer una educación inclusiva que atienda a la diversidad de los alumnos. Además, es bien sabido que el estilo de aprendizaje es una de las variables que más marca las diferencias entre los estudiantes. Por esta razón, es indispensable que para diseñar un currículo integral, se debe saber cómo aprende el sujeto y cuál es la mejor forma de hacerlo alcanzar los propósitos establecidos. Casanova, M. A. (2009). Diseño curricular e innovación educativa. Madrid, España: La Muralla.

Es bueno tener presente una frase que se ha hecho muy popular:

Si el alumno no aprende por el camino que el maestro le enseña, tiene que enseñarle por el camino que el alumno aprende.