Los problemas de conducta en niños y adolescentes son uno de los principales motivos de consulta en el área psicológica y psicopedagógica por parte de padres y profesores.

Si bien un comportamiento correcto puede variar según las normas familiares y socioculturales donde un individuo está inserto, hay ciertas características que bajo determinadas circunstancias hacen que una conducta sea adaptativa o, por el contrario, obstaculice el buen desarrollo psicosocial de una persona. Además, la mayoría de los niños manifiesta en algún momento y circunstancia conductas desadaptadas. Sin embargo, para que una conducta sea considerada como problemática, dependerá entre otros factores, de la seriedad o extremidad, frecuencia e intensidad de la misma. Asimismo, se evaluará si el desajuste en el funcionamiento diario es significativo y si dicha conducta persiste en el tiempo.

Problemas de conducta:

Cuando se habla de problemáticas conductuales se hace referencia a conductas tanto externalizantes (reacciones expresadas hacia afuera tales como infringir las normas y manifestaciones agresivas) como internalizantes (reacciones expresadas hacia adentro tales como ansiedad, sobrecontrol, soledad, retraimiento, aislamiento) (Lecannelier, 2016). Ambos tipos de problemas conductuales pueden llegar a interferir en la integración con el grupo de pares, en el rendimiento escolar y el desarrollo de relaciones sociales adecuadas.

Técnicas de modificación de conducta:

Este tipo de técnicas apunta a modificar la conducta tanto manifiesta como la encubierta, a través de un conjunto de estrategias derivadas de los conocimientos de los principios que gobiernan la conducta. Dichos principios se derivan de las investigaciones llevadas a cabo en el campo de la psicología experimental (Trivisonno, 2007).

Si bien los problemas de conducta son consecuencia de interacciones complejas entre el niño y/o adolescente y su entorno, se pueden modificar a través de programas eficaces de tratamiento. El éxito de la modificación de conductas negativas va a residir en la intervención temprana de las mismas, y en el abordaje simultáneo y coordinado de diferentes áreas de la vida psicosocial del individuo (niño y/o adolescente, familia y escuela).

Las estrategias para modificar conductas problemáticas necesitan ser aplicadas sistemáticamente y estar supervisadas para ir ajustándolas según las necesidades. Además, el uso de dichas técnicas dependerá de la etapa evolutiva, temperamento, personalidad, sintomatología concreta, dinámica familiar, contexto escolar y otros aspectos socioculturales. Es decir, estos factores harán que diferentes niños con un mismo problema conductual, tengan una evolución totalmente diferente tras la intervención. Es por ello que, antes de aplicar cualquier técnica, hay que analizar cuidadosamente las causas del mal comportamiento y actuar en función del mismo, ya que algunas estrategias pueden funcionar muy bien en ciertas personas y circunstancias y, sin embargo, resultar ineficaces en otros casos.

Lecannelier, F. (2016). A.M.A.R: hacia un cuidado respetuoso de apego en la infancia. Chile: Ediciones B Chile, S.A.

Trivisonno, C. (2007). Introducción al enfoque ABA en autismo y retraso de desarrollo: un manual para padres y educadores. Santa Fe: Ediciones Alter.