«Lo opuesto de una verdad profunda puede ser también una verdad profunda” -Niels Bohr.

Aparentemente, el docente de la actualidad ha adoptado inmediatamente una posición en el plano de las nuevas tecnologías aplicadas a su espacio de desarrollo. Parece ser una posición más bien intuitiva ante el movimiento de piezas ejercidas por el contexto, por la era y por las políticas.

Sin embargo, ¿puede convivir otra opción u otra posición en este mismo sujeto? Es probable que exista otra respuesta, repensada por él mismo. Aportada, entre otras, por el estudiante.

La equidistancia es un concepto geométrico, definido como la posición intermedia entre dos cuerpos. Pero también es un término que ha estado irrumpiendo en las discusiones próximas a las ciencias sociales y humanas, como en la educación.

Un ejemplo de búsqueda de la equidistancia es en el plano de la posición del docente en cuanto a las capacidades de entrada que presentan los estudiantes.  Teniendo como polos dureza y flexibilidad máxima (La información, 2016). O el punto justo requerido para abordar el autoritarismo y la ausencia total de autoridad (Tallone, 2011).

Equidistante es un símil con el centrismo, este último definido por Winegard (2018) como un sistema filosófico consistente que pretende el cambio sin los ataques de los extremos. Esto se logra con cautela, templanza, compromiso y no con un extremismo.

Entonces, ser equidistante es una filosofía del equilibrio, no es resistirse al cambio, es permanecer en el centro de este, adoptando el cambio cuando sea prudente, pero al margen de las oscilaciones de los opuestos.

Con lo anterior, será el propio docente; desde sus convicciones, propósitos y finalidades, quien asimile la posición más idónea ante los polos: tecnofilia y tecnofobia, autoridad docente y autoridad digital, y las expectativas y realidades en su trabajo con las tecnologías.

La búsqueda de una posición justa ha de ser posiblemente necesaria a través de una constante reflexión en cuanto a su práctica educativa y cómo esta entra en el juego del aprender. Su reflexión será medular para la ubicación en otros polos (tantos más como puedan existir contextos y realidades) en los que ha de seguir buscando su propia equidistancia.