A menudo, los docentes nos encontramos con pocas herramientas al alcance para afrontar las diferencias, especialmente con niños que se distraen o son inquietos y perturban a sus compañeros. ¿Qué hacer ante estas situaciones? ¿Cómo trabajar también con ellos y lograr que aprendan como los demás? ¿Cómo entenderlos para no simplemente retarlos una y otra vez o terminar por sacarlos del aula excluyéndolos así del grupo y privándolos de aprender?

Muchos confunden el trastorno de déficit atencional con hiperactividad (TDAH) con niños con mal comportamiento y con mucho nerviosismo, cuando no siempre los niños con TDAH presentan estas características. Lo que más les cuesta es mantener su atención y controlar sus movimientos e impulsividad, pero confundimos un niño bandido o caprichoso con alguien que padece TDAH. Por otra parte, tenemos que entender que el niño puede ser distraído y no siempre tener un trastorno de déficit atencional (TDA). No todos los niños con TDA manifiestan hiperactividad (TDAH).

En primer lugar, ante la duda, lo mejor es solicitar un diagnóstico profesional. Una vez confirmado, ¿qué debo hacer como docente para ayudarlo? Muy bien, a continuación ofrecemos algunos consejos para facilitar tu tarea docente cuanto tienes niños con TDA o TDAH:

  • Comprensión. Se necesita mucha paciencia y comprensión con estos niños. Es la única forma de entenderlos y lograr enseñarles. Si en lugar de retarlos, los comprendemos, lograremos que se sientan aliviados y puedan colaborar y trabajar mejor, ya que no lo hacen a propósito.

  • Evitar el reto y castigo constante. No siempre comprenden qué es lo que hicieron mal y muchas veces no logran recordar las normas y entender qué está mal y qué está bien. Además, en general, no lo pueden evitar, por lo que retarlos constantemente solo los frustra, les hace sentir que nunca van a poder hacer algo bueno y los pone aún más nerviosos y con menos ganas de trabajar. En lugar de retarlos o castigarlos, es mejor darles alternativas de cómo solucionar y lograr sus objetivos.

  • Quitar distractores. A estos niños les cuesta mucho concentrarse. Si el salón de clases está lleno de imágenes y elementos distractores es más difícil para el niño poder trabajar y concentrarse. Lo ideal es tener la menor cantidad de distractores posibles. A veces, menos es más. De lo contrario, le haremos mucho más difícil la tarea de tener una atención selectiva y que diferencie lo importante de lo esencial.

  • Reglas claras. A estos niños les cuesta recordar las reglas y cumplirlas por su distracción e impulsividad. Las reglas deben ser pocas, claras y concisas. Las consecuencias de incumplimiento deben ser inmediatas. Así el niño con TDA o TDAH verá la recompensa o el castigo instantáneamente y se lo podrá motivar para recordarle permanentemente lo que debe hacer.

  • Lista de tareas. Es importante que anoten lo que deben hacer y ayudarles a recordar lo que ya hicieron y aún les falta por hacer. Es muy fácil para ellos olvidar o no saber qué deben hacer o cómo hacerlo y cuál es la forma correcta. El hacerles una guía o hacerles repetir en voz alta ayuda mucho, así como el refuerzo positivo por cada tarea realizada con éxito.

  • Resaltar lo más importante. Para estos niños es muy difícil concentrarse entre tanta información, y mucho más poder distinguir qué es lo más importante. Como docentes solemos hablar mucho y de diversos temas, es necesario que hagamos mayor énfasis en esos temas que necesitamos que sí o sí recuerden, sepan o anoten, incluso podemos marcarlos de una manera especial o escribirlos con otro color y aclarar que es un tema que seguramente pueda ir en alguna prueba. Esto ayudará a que cada vez que se escriba de ese color el niño prestará mayor atención y sabrá que eso lo debe anotar sí o sí, que lo demás puede pasar por alto, pero no ese tema, por lo que optimizará su corto periodo de atención a lo realmente importante.

No es fácil tener paciencia entre tantos alumnos y con tanta diversidad, pero es fundamental que comprendamos cada una de sus características, para no frustrarlos y que la tarea de aprender sea agradable, no solo para ellos sino también para nosotros. Estamos convencidos de que se puede trabajar con cualquier dificultad, que siempre pueden superarse y que no existe niño que no pueda aprender. Solo tenemos que hacer uso de las herramientas y conocimientos necesarios y muchas ganas de trabajar por el bien de nuestros alumnos. Es mi deseo que algún día puedan sentir el placer y privilegio de trabajar con estos niños.