La interacción entre docente-alumno en el ambiente del aula posibilita el aprendizaje. Esta relación fomenta conductas específicas para el contexto educativo, trasmisión de información, percepciones y diversos procesos. Hoy nos referimos a los aspectos de la comunicación no verbal (en inglés, nonverbal immediacy) y cómo se relacionan con el estilo de aprendizaje de cada alumno. La comunicación no verbal influye más de lo que se cree en los resultados académicos de los estudiantes.

Múltiples estudios concluyen que las diferentes conductas no verbales influyen en la motivación y en el sentimiento afectivo de los estudiantes hacia el aprendizaje (ver, por ejemplo, la investigación de Helena Álvarez de Arcaya Ajuria, titulada Influencias de la comunicación no verbal en los estilos de enseñanza y en los estilos de aprendizaje).

¿Cómo utilizar estas herramientas no verbales para que sean un beneficio en nuestras aulas? Algunas sugerencias:

  • Expresiones faciales. Una sonrisa en el rostro predispondrá a nuestros alumnos a una buena actitud. La sonrisa es un medio eficaz para la comunicación. Cuando sonreímos, el ambiente se vuelve positivo y amable. Cuando nuestros gestos demuestran un estilo vivo, ágil y animado, capturamos la atención de los alumnos y hacemos que todo resulte más interesante y atractivo. La ausencia de sonrisa y gestos amigables harán que el docente sea percibido como aburrido, apático e inflexible.

  • Expresiones emocionales. Existen seis emociones básicas según Paul Ekman, el famoso psicólogo estadounidense. Ekman fue pionero en el estudio de la sorpresa, el miedo, el disgusto o asco, la cólera o enfado, la felicidad o alegría y la tristeza. Cada persona expresa en su rostro cómo se siente, pues todo lo que se habla está acompañado por el discurso silencioso del cuerpo. Nuestros alumnos pasan horas en la clase escuchando y observando la imagen que les transmitimos como personas.

  • Espacio personal. Muchas veces se piensa que tomar distancia del alumno es la mejor opción. Es cierto que hay que evitar la invasión del espacio del estudiante y hay señales que nos muestran una incomodidad por parte del alumno: balanceo corporal, movimiento exagerado de las piernas, golpecitos y evasión de la mirada. Sin embargo lo mejor es establecer una distancia confortable entre los alumnos y el docente, que facilite la interacción. La identificación del espacio personal de cada individuo forma parte del sentido común, y si no es así, los límites se aprenderán en la práctica. Por eso, como docentes, tenemos que estar siempre atentos.

  • Conducta táctil. El toque es muy valioso para lograr una buena comunicación no verbal; sin embargo, hay que manejarlo con mucho cuidado, respeto y responsabilidad. Un toque suave con las manos transmite acercamiento, rompe barreras y genera compromiso, aunque debe establecerse con mucha prudencia, naturalidad y brevedad. Las únicas zonas del cuerpo seguras para tocar en un ambiente escolar son los brazos, los hombros y la zona alta de la espalda, pero siempre hay que tener en cuenta la cultura y la personalidad del estudiante. Este punto está muy ligado al espacio personal.

  • Contacto visual. La mirada es un elemento imprescindible para establecer una buena comunicación con tus alumnos. Prueba mirar a cada alumno mientras hablas, sin excluir a nadie. Establecer el contacto visual permite que tus estudiantes se involucren y no se sientan ignorados. Se establece un vínculo. No se debe hablar mirando al cielo o al suelo, o de espaldas a los alumnos, pues esta acción no verbal comunica desinterés. El comunicarse cara a cara establece un acercamiento interpersonal trascendente.

  • Posturas. La postura y orientación del cuerpo, cuando está recto, aunque no rígido, sino inclinado suavemente hacia delante, transmite a los alumnos que el docente es receptivo y amistoso. La primera impresión al entrar al aula es muy importante: puede condicionar la manera en que los estudiantes percibirán al docente por el resto de la jornada. El docente debe estar atento a su lenguaje corporal, debe transmitir sensaciones positivas desde el primero momento de contacto con sus estudiantes.

  • Tono de voz. El paralenguaje es una cuestión importante para que el docente no resulte aburrido y que los estudiantes no pierdan el interés. Cuando se habla con calma se está demostrando que el docente sabe de lo que habla. Si los alumnos merecen que el docente les llame la atención por algún asunto, primero se debe captar la atención y el silencio para luego emplear un tono de voz sereno, firme y serio. Lo ideal es aprender a modular la voz. Las variaciones en el timbre, el ritmo y el tono, facilitan la atención, hacen de la clase un momento ameno y favorecen el aprendizaje. Ten en cuenta estos 10 consejos. Y también revisa la investigación de Quintín Álvarez Núñez, titulada La comunicación no verbal en los procesos de enseñanza-aprendizaje: el papel del profesor.

Lo que comunicamos y lo que queremos comunicar a veces no coincide. Una sabia frase señala: «No es lo que uno dice sino lo que el otro entiende». El secreto está en conocernos a nosotros mismos, que cada docente tome conciencia de la influencia de la comunicación no verbal, centrándose en transmitir confianza, convicción, alegría y esperanza en que los alumnos son capaces de alcanzar sus metas. Esto hará de nuestra tarea un proceso eficaz y satisfactorio sin más esfuerzo que el de ser auténticos.