Muchas veces los docentes queremos tratar a todos los estudiantes de la misma manera, como se dice vulgarmente, “meterlos en una misma bolsa”. Hoy día, con la llamada educación inclusiva, eso es prácticamente imposible.

¿Qué significa inclusión educativa?

La UNESCO define así la educación inclusiva: «La inclusión se ve como el proceso de identificar y responder a la diversidad de las necesidades de todos los estudiantes a través de la mayor participación en el aprendizaje, las culturas y las comunidades, y reduciendo la exclusión en la educación. Involucra cambios y modificaciones en contenidos, aproximaciones, estructuras y estrategias, con una visión común que incluye a todos los niños del rango de edad apropiado y la convicción de que es la responsabilidad del sistema…»

La educación inclusiva se basa en el principio de que cada niño tiene características, intereses, capacidades y necesidades de aprendizaje distintos. Por lo tanto, los sistemas educativos deben adaptarse a los niños, rediseñando los programas educativos para tener en cuenta la amplia diversidad de características y necesidades de los estudiantes.

Naturalmente, los docentes se esfuerzan por conocer a cada niño a su cargo. Sin embargo, no todos los sistemas e instituciones educativas están preparados para atender las necesidades individuales de los estudiantes. Más aún con la tendencia actual de superpoblación de estudiantes en un salón de clases.

A pesar de lo mencionado, cada docente instintivamente pone todo de sí para que la educación que imparte sea de la mejor calidad. No hay docente que no quiera lo mejor para sus alumnos. Tratamos de afrontar las carencias con esfuerzo y dedicación, de tal manera que los estudiantes puedan aprovechar todas las oportunidades de aprobar las materias académicas e incluso practicar y descollar en los deportes, las artes y otras actividades extra escolares.

Sabemos que en la actualidad, el docente a veces desempeña el papel de madre, padre, psicólogo, terapeuta, enfermero, consejero, amigo, compañero y más. Enfrentamos estudiantes que son hijos consentidos, hijos de familias desmembradas, abandonados, abusados, confundidos, hijos de una sociedad indiferente. Para colmo, los sistemas educativos y sus instituciones son influidos negativamente por los sistemas políticos. Con todo, los docentes no bajan los brazos. El docente de corazón vela por todos y cada uno de sus estudiantes y considera su individualidad.