La obra de la verdadera educación consiste en […] educar a los jóvenes para que sean pensadores, y no meros reflectores de los pensamientos de otros hombres.
La educación, versión online
La creatividad es una palabra de significado amplio. Dependiendo del punto de vista, cada persona podría otorgarle una connotación distinta. Sin embargo, podemos coincidir en que la creatividad es un bien social. En este punto, al igual que la educación, requiere de un firme compromiso personal. La creatividad colectiva puede potenciar con fuerza los distintos tipos de aprendizaje.
El profesor Charles Hopkins, de la Cátedra UNESCO de Educación para el Desarrollo Sostenible en Canadá, definió la creatividad como una importante herramienta para la búsqueda de un futuro más sostenible, vinculado directamente a la innovación y a la resolución creativa de problemas. Ahora bien, como docentes, ¿qué podemos hacer para facilitar el desarrollo de la creatividad en nuestros estudiantes? La respuesta es casi espontánea: recordar que el desarrollo creativo de todo ser humano se inicia en la más temprana edad, cuando niñas y niños son visibilizados y valorados desde su entorno más cercano (familia-escuela), generando así en la etapa de adultez una convicción profunda de sus propias capacidades. Por lo tanto, es de suma importancia conocer y valorar a quienes acompañamos en la ruta de los aprendizajes y reconocer estrategias que fomenten en ellos una conciencia creativa.
A continuación, comparto algunos tips para estimular el desarrollo de la creatividad:
Potenciar el pensamiento divergente que invita al estudiante a buscar variadas posibilidades y alternativas para situaciones o cosas, como por ejemplo, la resolución de conflictos.
Fomentar los aprendizajes exploratorios, orientados a la acción, donde los estudiantes tengan que investigar y descubrir de manera grupal o autónoma.
Utilizar la metáfora y analogía, las cadenas del porqué, la discusión grupal, el pensamiento crítico y reflexivo sobre cómo descubrir soluciones creativas e innovadoras para problemáticas sociales.
Brindar feedback (retroalimentación) personalizados, entendiendo que cada estudiante es un mundo diferente y que cada uno aprende desde su propia inteligencia.
Realizar preguntas abiertas respecto a algún tema a desarrollar.
Utilizar metodologías activas tales como aprendizaje y servicio, aprendizaje basado en problemas, método de caso, aprendizaje basado en proyectos, la simulación, aprendizaje cooperativo, entre otros.
En definitiva, la creatividad desde la perspectiva que se la mire es una demanda social, inserta en un entorno cambiante y colmado de incertidumbres. Por lo tanto, se requiere con urgencia tener la conciencia de educar a hombres y mujeres de pensamiento crítico y reflexivo, con principios y competencias sólidas que les permitan aprender y desaprender, si es necesario, para volver a aprender, capaces de adaptarse a un entorno inestable, seres humanos creativos, educados y con una alta conciencia social.
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