La pausa activa aumentará considerablemente la oxigenación a través de un mayor flujo de sangre en el cerebro.
¿Sabías que se han realizado diversos estudios acerca de la capacidad de concentración tanto en niños como en adultos donde los resultados muestran que esta capacidad va de 3 a 5 minutos por año de vida, con un límite en donde un niño de 8 años no supera los 20 a 30 minutos de concentración y los 45 minutos como máximo en los adultos? Claro que esto puede aumentar levemente según el nivel de desarrollo de estudio que se posea.
El conocer esto ayuda tanto a alumnos como profesores a que puedan tener conciencia de cuándo es mejor enseñar y aprender, cuándo se debe descansar y en qué momentos se debe llamar la atención. Por esto es que te ayudaremos a desarrollar planes de estudio más eficientes tanto para enseñar como para aprender.
Primero, recuerda que no existe solo un alumno por clase. Esto hace que la capacidad de concentración pueda ser más difícil de manejar, ya que tienes que estar pendiente de grupos de entre 30 y 45 alumnos por curso. Pero debes tener paciencia, ya que con el tiempo serás capaz de conocer casi por completo a todos tus alumnos y compañeros. Una vez que los conozcas intenta marcar los ritmos de concentración que veas en el aula.
Una vez que se tenga una noción de los ritmos de concentración de los alumnos, sabrás cuándo debes hacer una pausa. Y aquí es donde el concepto de PAUSA ACTIVA se lleva a cabo. La pausa activa no es más que un ALTO a las actividades que estás realizando para hacer algo diferente. De esta manera el niño se distrae de una forma que el profesor controla, o en otras palabras, se debe producir un “desorden” controlado. Así es, los niños deben distraerse según el ritmo de concentración que ellos tienen. Es decir, en una clase de 45 minutos, debe haber al menos una pausa activa a los 20 minutos de iniciada la fase donde el profesor comienza a enseñar. Sin embargo, recuerden que no todas las clases son iguales, por ejemplo, Música, Artes y Educación Física, entre otras, ya que generalmente el alumno no es obligado a permanecer en su puesto o puede conversar con otros dependiendo de la actividad. Aquí, la pausa activa no sería del todo necesaria.
Entonces, ¿cómo puedes desarrollar una pausa activa de buena calidad? Simplemente ten en tu planificación diferentes actividades como herramientas de distracción. Estas actividades deben ayudar a que el niño oxigene su cuerpo y en especial su cerebro. Recuerda que al permanecer sentados, prácticamente inmóviles, la sangre deja de fluir adecuadamente por el organismo donde el cerebro es uno de los más afectados. Por lo que la pausa activa, debe ser en movimiento. Puedes buscar actividades recreativas de corta duración (no más de 5 min) en Internet para jugar con los alumnos. También puedes aprovechar esta pausa para que los niños puedan beber agua e ir al baño.
La pausa activa aumentará considerablemente la oxigenación a través de un mayor flujo de sangre en el cerebro, mejorará tu relación con los alumnos o con tu profesor. Y de seguro que obtendrán mayores resultados tanto en el aprendizaje como en la enseñanza. Luego, vuelve a tu clase y verás cómo alumnos y profesores estarán renovados para seguir aprendiendo y enseñando.
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