
Lo que yo pienso de mí está influenciado por lo que los otros piensan de mí y lo que yo pienso que los otros piensan de mí.
La imagen y opinión que un niño tenga de sí mismo está íntimamente relacionada con la opinión que los padres y docentes tengan acerca de él y de cómo se lo manifiestan. De esta manera se va forjando un autoconcepto cognitivo.
Para que la influencia hacia el niño sea positiva y mejore su autoconcepto cognitivo y emocional, hay que tener en cuenta algunas acciones y palabras que no deben faltar:
Recuerda que todo lo que le decimos al niño, lo que le demostramos y lo que siente guiará su comportamiento. Decidirá su conducta en función de lo que cree, piensa y siente.
Como docentes cristianos debemos ocuparnos y preocuparnos por que cada niño conozca al Dios que tiene el mejor concepto de nosotros y nos conoce más que nadie. Procuremos que esa sea la mayor influencia en el desarrollo del autoconcepto.
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