La fluidez verbal no se refiere a hablar mucho, sino a la capacidad para evocar rápidamente conceptos que se necesitan para una tarea en particular; es la capacidad para iniciar y producir una respuesta ante una tarea novedosa. Depende del procesamiento lingüístico (memoria semántica y fonológica), como del procesamiento no ligüístico (iniciativa, búsqueda, velocidad y flexibilidad mental).
Clases de fluidez verbal
Fluidez semántica. Facilidad para encontrar palabras dentro de una misma categoría. Por ejemplo, mencionar colores.
Fluidez fonológica. Capacidad para generar palabras que comparten las mismas características fonológicas. Por ejemplo, palabras que comienzan con la misma letra.
La fluidez verbal puede estimularse al generar la mayor cantidad de palabras en un determinado tiempo. Este tipo de ejercicios ayuda a poder observar el número total de palabras correctas. Y la práctica hará que mejore la velocidad y eficiencia de la recuperación funcional, logrando que nuestro cerebro organice una búsqueda sistemática en el léxico interno.
Ejercitación sugerida
Pedirle a un niño que realice una actividad que necesite de la creatividad o de su propia invención, como, por ejemplo, hacer un dibujo, contar un cuento, crear una canción, etc.
En forma oral, en parejas, en menos de un minuto, los niños deben mencionar la mayor cantidad de palabras pertenecientes a una categoría. Por ejemplo, animales, frutas, colores, etc. o palabras que empiecen con una letra, por ejemplo, A, F, L, etc.
Reunir una serie de objetos familiares, colocarlos dentro de una bolsa o caja y, por discriminación táctil, el niño debe mencionar sus percepciones describiendo lo que está tocando, hasta identificar el objeto.
Nombrar acciones representadas en dibujos.
Mencionar una lista de instrucciones verbales que el sujeto deberá seguir, respetando el orden. Por ejemplo: Ponerse de pie; arrodillarse; sentarse; pararse sobre la silla, etc. El niño debe iniciar la secuencia cuando termine de escuchar la lista de instrucciones.
Escribir una lista de palabras sueltas con las que el niño debe construir frases: Por ejemplo: libro, lápiz, jabón, plato, tenedor.
Escribir una frase incompleta que el niño deberá completar con las palabras adecuadas.
Explicar verbalmente un recorrido realizado por el niño. Por ejemplo: De casa a la escuela, o de casa a la panadería.
En fin, las actividades que se pueden realizar para estimular la fluidez verbal, tanto en la casa como en la escuela, son infinitas. Lo importante es desarrollar esta función en nuestros niños, pues no solo los ayudará a tener mayor vocabulario, sino además los ayudará a la hora de tener que hacer una disertación o exposición oral. Incluso cuando necesiten comunicarse en diferentes ámbitos, les ayudará a no quedarse en blanco o sin palabras, ya que aprendieron a recuperar rápidamente conceptos y palabras y a desarrollar la creatividad.
Actualmente, muchos niños, niñas y adolescentes carecen de fluidez verbal y no logran hacer exposiciones exitosas o hablar frente al publico. Es por estas razones y muchas más que debemos desarrollar esta función en nuestros niños y adolescentes.
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