“El primer maestro del niño es la madre. En las manos de ella se concentra en gran parte su educación durante el período de mayor sensibilidad y más rápido desarrollo. A ella se da en primer lugar la oportunidad de amoldar su carácter para bien o para mal… Sobre los padres y las madres descansa la responsabilidad de la primera educación del niño, como asimismo de la ulterior, y por eso ambos padres necesitan urgentemente una preparación cuidadosa y cabal… La educación nunca logrará lo que podría y debería llevar a cabo, hasta que se reconozca plenamente el trabajo de los padres y estos reciban una preparación que los capacite para desempeñar sus sagradas responsabilidades”.
(Elena G. White, La educación, versión online).
Estamos atravesando un momento crítico a nivel mundial. Hay disminución de las fuentes de trabajo y escuelas cerradas. Las clases a distancia a nivel primario y secundario no eran tan habituales y este cambio ha sido bastante drástico en la educación. Los padres han tenido que ocupar un lugar diferente y destacado en la vida de sus hijos para apoyar a los docentes de tiempo completo: maestros de jardín, preescolar, primaria, catedráticos y, por qué no, docentes universitarios.
La familia, como base fundamental de la sociedad, ha sido considerada por todas las generaciones como la gran formadora de valores indispensables para la vida de todos sus miembros, valores tales como la responsabilidad, la honestidad, el orden, la disciplina, la cooperación, el amor, etc.
¿Qué estrategias deben manejar los padres-maestros que quieren estar a la vanguardia?
Practicidad. La experiencia en la vida práctica es indispensable. El orden, la prolijidad, la puntualidad, el dominio propio, el genio alegre, la invariabilidad de disposición, la abnegación, la integridad y la cortesía, son cualidades esenciales. (La educación, versión online).
Salud integral. Con la salud física y la rectitud de carácter deben combinarse amplios conocimientos intelectuales. Cuanto más conocimiento verdadero posea el maestro, mejor hará su trabajo. (La educación, versión online).
Cooperación. La cooperación debería empezar con los padres en el hogar. Comparten la responsabilidad de la educación de los niños y deberían esforzarse constantemente por actuar juntos. Entréguense a Dios y pídanle ayuda para sostenerse mutuamente. (La educación, versión online).
Disciplina preventiva. Una de las primeras lecciones que necesita aprender el niño es la obediencia. Se le debe enseñar a obedecer antes de que tenga edad suficiente para razonar. El hábito debería establecerse mediante un esfuerzo suave y persistente. (La educación, versión online).
Reglas claras. Las reglas deberían ser poco numerosas, pero bien meditadas; y una vez promulgadas, se deberían aplicar. La mente aprende a reconocer y adaptarse a todo lo que le resulte imposible de cambiar; por el contrario, la posibilidad de que haya lenidad despierta el deseo, la esperanza y la incertidumbre, y los resultados son la inquietud, la irritabilidad y la insubordinación. (La educación, versión online).
Respeto a Dios. «El temor del Señor es la instrucción de la sabiduría, y antes del honor viene la humildad». Proverbios 15:33 (ver online).
Existen muchísimas formas de mejorar, podemos leer y escuchar consejos de todos los medios y formas posibles, pero si no los llevamos a la práctica, no nos sirve de nada. Es solo mediante la puesta en práctica de estas estrategias u otros métodos que saldremos exitosos de esta gran travesía de ser padres docentes.
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