
“Los maestros han de velar sobre sus alumnos como el pastor vela sobre el rebaño confiado a su cuidado. Deben cuidar las almas, como quienes han de dar cuenta” (Consejos para los maestros, versión online).
Una de las profesiones más cuestionadas, criticadas y en algunos casos admiradas, es la del docente. Un maestro, una persona que imparte conocimiento, experiencias, saberes expresados en un currículo nacional, los contenidos de un programa, lo que un estudiante debe aprender durante el año escolar. Sin embargo, existen también otro tipo de maestros, los que además del contenido programático, le agregan un plus a la tarea que desempeñan. A ese maestro que podemos etiquetar de muchas maneras: “el alegre”, “el chistoso”, “el exigente”, “el comprensivo”, “el amigable” y muchas otras cualidades que hacen que cada uno tenga un lugar importante en el corazón de sus estudiantes.
En la actualidad, el constructivismo hace que el docente pase a otro plano en cuanto al proceso de enseñanza-aprendizaje. El profesor cede su protagonismo al estudiante, quien asume el papel fundamental en su propio proceso de formación. El profesor se constituye en un guía, orientador, facilitador de herramientas para que sus estudiantes sean constructores del aprendizaje.
La palabra maestro significa “el que más sabe”, “el mejor”. Profesor significa: “el que profesa”, “hablar delante de la gente”. Docente significa: “aquel que enseña”. En teoría, un maestro, profesor o docente, es aquel que más sabe, el que se para al frente, habla y enseña a los demás.
Por sobre todas estas definiciones, las características esenciales que debe tener un maestro son: ser amigable, exigente o incluso comprensivo, pero por sobre todas las cosas, debe ser redentor. De paso, la definición de redentor es el que redime, liberta, exime, libra, salva, perdona, recupera, regenera, libera o rescata de la esclavitud o también de una carga, impuesto o gravamen.
Por nada un docente podría ocupar el lugar del Redentor Divino, pero sí podría encaminar a sus alumnos hacia la redención por medio de su enseñanza, de su testimonio, de los pequeños actos que quizá imperceptibles para las personas, para Dios tienen gran valor.
Un maestro redentor debe poseer entre otras, estas cualidades:
¡Qué gran privilegio es el ser maestro! Nada más y nada menos que un título que ostenta el Creador del universo, el mismo que dejó todo, y se hizo como nosotros para redimir a la humanidad. Ese mismo Redentor nos anima a que rescatemos a nuestros alumnos de la oscuridad de la ignorancia. Dios nos ayude a portar con honor el título de «maestros».
Deja tu comentario