“Tú hablarás con él y le pondrás las palabras en la boca; yo los ayudaré a hablar, a ti y a él, y les enseñaré lo que tienen que hacer. Él hablará por ti al pueblo, como si tú mismo le hablaras, y tú hablarás a él por mí, como si hablara yo mismo.” (Éxodo 4:15-16, NVI online)

Uno de los desafíos más grandes en la institución educativa es el trabajo en equipo. Esto ocurre porque no todos somos iguales. En un equipo, por lo general, habrá:

  • quien se siente cómodo callando, no dice lo que piensa u opina o prefiere
  • quien es muy creativo y aporta muchísimo, pero no en orden
  • quien simplemente prefiere esperar que las cosas sucedan
  • quién ama trabajar solo, ya tiene una idea en su mente y la impone, a costa de lo que digan los demás.

La vida no es muy diferente a trabajar en grupo o equipo. En ciertos momentos podemos encontrarnos con aquel que prefiere trabajar solo y siempre quiere imponer sus ideas antes que los demás.

Es cierto que cada uno es libre de decidir cómo quiere vivir su vida, lo que quiere hacer, aquello que quiere o no tener, dónde quiere avanzar, hacia dónde están dirigidas sus fuerzas, prioridades y metas. No obstante, nadie debería imponer a otro que sea partícipe de esas decisiones, nadie debería exigir que otro piense tal cual uno lo hace, mucho menos que participe, directa o indirectamente, de sus decisiones personales.

En estos días donde tanto se habla de la libertad de elección, de pensar por uno mismo, me pregunto si en el camino no estamos imponiendo a otros nuestro pensar.

Al tomar decisiones, uno tiene que evaluar lo que puede llegar a suceder. Toda decisión tiene consecuencias, toda prioridad quita otra de su lugar, todo aquello que decidimos vivir tiene un costo de oportunidad. En este camino no deberíamos exigir, ni mucho menos obligar, a nadie que comparta nuestras decisiones. No debemos quitar a nadie la oportunidad de decidir cómo vivir.

Es cierto, tu vida es tuya, tus decisiones son tuyas, pero no te olvides que eso aplica a todo ser humano.

Tratemos siempre de construir y aportar lo mejor cuando debemos formar parte de un grupo. No seamos aquel miembro que siempre intenta imponer su decisión.