
“No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos, si no desmayamos.” Gálatas 6:9, Nueva Versión Internacional.
Hablar de adolescencia y proactividad casi parece una paradoja. La adolescencia es una etapa de transición, llena de cambios, desafíos y oportunidades. Esos cambios, que normalmente asociamos al aspecto físico, van más allá de ser solamente algo tangible. El adolescente de por sí es perezoso, no quiere involucrarse, no desea arriesgarse, le gusta su zona de confort y no quiere pasar vergüenza. Durante este período, muchos jóvenes luchan con la toma de decisiones, la gestión del tiempo y la búsqueda de su identidad y propósito en la vida.
La palabra clave aquí es la proactividad. En pocas palabras, significa estar activo, adelantarse a los hechos, anticipar, tomar el control de las situaciones. Podríamos decir que es todo lo contrario a las características de los adolescentes que acabamos de mencionar.
La escritora cristiana Elena de White menciona que es posible cultivar una actitud proactiva que no solo beneficia el presente de cada adolescente, también lo preparará para enfrentar los desafíos del futuro. Todo padre o educador desea que sus hijos o sus estudiantes estén preparado para los desafíos y conflictos que se presenten en su vida. White también menciona que los jóvenes tienen un potencial ilimitado para hacer el bien, y que, a través de la disciplina y el esfuerzo, pueden alcanzar grandes logros. Veamos cómo nuestros adolescentes pueden ser más proactivos en la vida cotidiana.
Proyecto digno. Cuán importante es la disciplina personal para alcanzar cualquier meta significativa. Los adolescentes deben aprender a manejar su tiempo, establecer metas claves y, sobre todo, asumir responsabilidades. Esto les permitirá ser buenos estudiantes, mantener relaciones interpersonales saludables y una comunión genuina con el Señor.
“El éxito en cualquier actividad requiere una meta definida. El que desea lograr verdadero éxito en la vida debe mantener constantemente en vista esa meta digna de su esfuerzo”. Mente, carácter y personalidad, tomo 1, versión online.
Esfuerzo útil. Esta es una característica de las personas que quieren lograr un cambio importante, no solo en su vida sino también en la de los demás.
“…el ejercicio más beneficioso para la juventud es el trabajo útil. El niño halla en el juego a la vez diversión y desarrollo, y sus deportes deben ser de tal naturaleza que promuevan no solo su crecimiento físico, sino también el mental y el espiritual. Cuando aumentan su fuerza y su inteligencia, su mejor recreación la encontrará en algún esfuerzo útil. Lo que educa la mano para la labor útil, y enseña al joven a asumir las responsabilidades de la vida, es sumamente eficaz para promover el desarrollo de la mente y el carácter.” La educación, versión online.
Tomar la iniciativa los ayudará a ser líderes y a buscar oportunidades para hacer el bien. La pasividad es uno de los mayores obstáculos para el éxito personal y el bienestar social.
Modelo a seguir. En tercer lugar, pero no menos importante es aprender a depender de Dios.
“Los jóvenes necesitan tener siempre presente el camino que Cristo siguió. Fue en todos sus pasos un camino de victorias. Cristo no vino a la tierra como rey, para gobernar a las naciones. Vino como hombre humilde para ser tentado y para vencer la tentación; para que sigamos en pos de él, como debemos ir, para conocer al Señor. En el estudio de la vida de Jesús aprenderemos cuánto hará Dios, por su medio, en favor de sus hijos. Y sabremos que por grandes que sean nuestras pruebas, no pueden exceder a lo que Cristo soportó para que pudiéramos conocer el camino, la verdad y la vida. Mediante una vida de conformidad con su ejemplo, hemos de mostrar nuestro aprecio por el sacrificio que hizo en nuestro favor.” Mensajes para los jóvenes, versión online.
Es sumamente importante que los adolescentes comprendan cuán crucial es caminar con Dios. Él solamente puede ayudar a superar las dificultades que se presentan a esta edad tan delicada.
Padres y docentes debemos proveer los medios y dar el ejemplo para dirigir a los adolescentes y jóvenes hacia Jesús. Él, con mucha paciencia hacía que cada uno de sus estudiantes/discípulos sintiera que la lección era adecuada para su vida. Impulsaba a cada uno a ser útil en su causa, y eso es también lo que Dios quiere de nosotros, que seamos útiles, empezando con los niños, siguiendo con los adolescentes, jóvenes y adultos; cada uno desempeñando el rol para el cual fue llamado.
Para lograr hijos y estudiantes proactivos, debemos hacerlos participar en actividades voluntarias, unirse a grupos de estudio, fomentar proyectos, emprender, enfocarlos en las necesidades de los demás y no tanto en las suyas, ayudarlos a reconocer que la sabiduría divina puede guiar todas las decisiones y dedicar tiempo para la comunión con Dios. Eso nos dará una fuente infinita de ideas y ganas de trabajar, y con este trabajo impactar otras vidas. Podremos ver los frutos de nuestro trabajo, si tenemos paciencia.
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