
El Salvador trataba con los hombres como quien deseaba hacerles bien. Les mostraba simpatía, atendía sus necesidades y se ganaba su confianza. Entonces los invitaba a seguirlo. (White, Consejos sobre el régimen alimenticio, versión online)
La evaluación es una herramienta fundamental para todo docente. Según la finalidad, ayuda a detectar algunas dificultades que puede presentar el estudiante o el grupo en general. La correcta evaluación permite el desarrollo de más o menos contenidos, mejora la calidad de la enseñanza, la utilización de nuevos métodos o estrategias más innovadoras y el enfoque de acuerdo a la necesidad.
Es, sin dudas, una de las actividades que más realiza un docente, pues está constantemente evaluando a sus estudiantes y a la vez está siendo evaluado, ya sea por sus propios alumnos, los padres de familia, los colegas, el director o alguna autoridad educativa.
La palabra evaluar proviene del francés évaluer, que significa ‘determinar el valor de algo’.
“En un sentido amplio, la evaluación consiste en el proceso de delinear, obtener, procesar y proveer información válida, confiable y oportuna sobre el mérito y valía del aprendizaje de un estudiante con el fin de emitir un juicio de valor que permita tornar diversos tipos de decisiones”.
A continuación, veremos algunos tipos de evaluación, teniendo en cuenta que es un tema bastante amplio.
Según su finalidad, puede ser:
Según sus agentes:
Más allá de tener estos conocimientos teóricos que pueda tener un docente, nunca debemos olvidar el método de Cristo:
En toda enseñanza verdadera, es esencial la relación personal. Al enseñar, Cristo trató individualmente con los hombres. Educó a los doce por medio del trato y la asociación personales. Sus más preciosas instrucciones las dio en privado, y con frecuencia a un solo oyente. Reveló sus más ricos tesoros al honorable rabino en la entrevista nocturna celebrada en el Monte de los Olivos, y a la mujer despreciada, junto al pozo de Sicar, porque en esos oyentes percibió un corazón sensible, una mente abierta, un espíritu receptivo. Ni siquiera la muchedumbre que con tanta frecuencia seguía sus pasos era para Cristo una masa confusa de seres humanos. Hablaba y exhortaba en forma directa a cada mente, y se dirigía a cada corazón. Observaba los rostros de sus oyentes, veía cuando se iluminaban, notaba la mirada rápida y de comprensión que revelaba el hecho de que la verdad había llegado al alma, y su corazón vibraba en respuesta con gozosa simpatía.
En la obra educativa de hoy se necesita prestar el mismo interés personal y la misma atención al desarrollo individual. Muchos jóvenes que aparentemente no son promisorios, están ricamente dotados de talentos que no usan. Sus facultades permanecen ocultas a causa de la falta de discernimiento de sus educadores… El verdadero educador, teniendo presente lo que pueden llegar a ser sus alumnos, reconocerá el valor del material con el cual trabaja. Sentirá interés personal por cada alumno y tratará de desarrollar todas sus facultades. Por imperfecto que sea, se estimulará todo esfuerzo hecho por armonizar con los principios justos. (La educación, versión online).
En ese sentido, podemos decir que la evaluación permite realizar un cambio, en el docente y los estudiantes, porque gracias a la misma, se puede conocer lo que estamos haciendo bien o mal, corregir los errores y mejorar las estrategias para que el proceso educativo se lleve por buen camino y tenga un resultado exitoso.
Deja tu comentario