Aunque el jardín de infantes ha brindado al niño la posibilidad de aprender a adaptarse a situaciones nuevas, establecer vínculos con sus pares, aceptar reglas y límites, adecuarse a horarios y aceptar otras figuras de autoridad, el ingreso a la escuela primaria suele volver a representar una etapa de ansiedades, temores e inseguridades. El niño debe aprender a adaptarse a un ambiente nuevo, con demandas y expectativas diferentes de las que le requerían en el jardín de infantes (López & González, 2005).
La capacidad de un niño para integrarse en un ambiente nuevo depende de su forma de ser, pero también de cómo se desarrollan las pautas de su adaptación.
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