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Decir «adiós» no siempre es mutuo. Dar vuelta la página de una relación sentimental y seguir adelante sin mirar atrás es difícil. ¿Cómo superar un desengaño y adaptarse para continuar la vida?
Las bienvenidas y las presentaciones, por lo general, son felices. Volver a encontrarse con esa persona que no ves hace mucho. Llegar a un lugar donde te estaban esperando… o conocer a alguien que cambiará tu vida. Sin embargo, muchos de esos momentos tienen un final: volver a tu casa, que la visita se retire, que la relación con esa persona, que pensaste sería para siempre, se termine.
Decir «adiós» no siempre es mutuo. Muchos dudan de todo lo que vivieron antes de ese momento:
Sea como sea, algunas preguntas no tendrán respuesta. La única realidad es que la relación ha terminado. Está decidido. Y es momento de decir adiós. ¿Por qué? He aquí algunas razones para aceptar el término de una relación sentimental y poder avanzar:
Decir «adiós» no siempre es sencillo. No estamos acostumbrados a las separaciones, a las frustraciones o los fracasos. Pero entender que la relación ha terminado es importante. No es bueno seguir «mendigando cariño» de la persona.
Además, en el futuro, puede que debas relacionarte forzosamente con esa persona y lleguen a hablar bien, habiéndose perdonado, aunque cada uno continúe su propio camino. Hoy tienes que decir adiós, porque lo único que tienes es tu presente y, ese presente necesita sanar.
Cuando una relación ha terminado, y más si ha sido de dependencia emocional, es necesario tener en cuenta lo siguiente:
«Quien no se preocupa de los suyos, y sobre todo de los de su propia familia, ha negado la fe y es peor que los que no creen». (1 Timoteo 5:8, versión DHH online).
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