“¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas” (Josué 1:9, Nueva Versión Internacional online)
Desde la postura cristiana bíblica, el hombre y la mujer fueron creados perfectos; por esta razón quizás los seres humanos hemos aspirado siempre a lo mejor, deseamos alcanzar nuestros sueños y objetivos. Y esta actitud es inculcada desde temprana edad en la mayoría de los hogares.
Es bueno incentivar este deseo por alcanzar lo mejor. Por eso, si repasamos algunos consejos bíblicos, encontraremos promesas maravillosas, como la de Deuteronomio 28:13: “El Señor te pondrá en el primer lugar, y no en el último; siempre estarás por encima de los demás, y nunca por debajo, con tal de que atiendas a los mandamientos del Señor tu Dios, que yo te ordeno hoy, y los pongas en práctica”.
Destacamos la condición para que se cumpla esta promesa: obediencia a los mandamientos de Dios. Por esta razón, al conducirnos hacia alcanzar nuestros objetivos, debemos revisar nuestra motivación y colocar nuestros ojos en Dios. Con esta base, vamos a compartir algunos consejos para incentivar el esfuerzo en nuestros niños.
Colocando la teoría en practica
No existe mayor incentivo que recordar esta promesa: “…yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza” (Jeremías 29:11, ver cita online en su contexto). Es él quien conoce y sabe lo mejor para nuestra vida. Por eso, enseñemos a nuestros hijos a confiar y colocar cada plan en las manos de Dios y no olvidemos dar siempre nuestro mejor esfuerzo para conseguir nuestros sueños.
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