“¿No te he mandado que te esfuerces y seas valiente? No temas ni desmayes, porque el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.” (Josué 1:9, RVA 2015)

¿Cuántas veces nos hemos detenido a realizar algo por temor a equivocarnos? Cuando en la vida se presentan desafíos de cualquier ámbito los pensamientos que suelen surgir en nuestra mente son: “No podré superarlo”. Pero, ¿de dónde surge esta idea negativa? ¿Por qué en muchas ocasiones no se vence el desafío? A partir de estas interrogantes encontraremos alternativas prácticas para enseñar a los niños a superar sus desafíos y enfrentarlos sin temor.

En algún momento de nuestra vida nos hemos enfrentado a situaciones que parecían ser desafíos imposibles de superar, pero mirando hoy hacia atrás podemos darnos cuenta de que estas dificultades fueron superadas, porque decidimos enfrentarlas o en algunos casos ignorarlas y dejarlas pasar.

Como referencia, utilizaremos a un conocido personaje bíblico que tuvo que enfrentar desafíos y a personas que se colocaron en contra de él. Seguramente al leer el versículo destacado, ya pudiste identificar con facilidad que ese personaje es Josué.

Josué fue un hombre escogido por el Señor para ser el sucesor de Moisés. Pero un poco antes de que este importante acontecimiento tuviera parte en su vida, se le pidió que, junto a otros hombres, vaya a reconocer la tierra de Canaán, que el Señor había prometido al pueblo de Israel. Después del reconocimiento del lugar, solo dos hombres regresaron con el corazón reavivado y con la seguridad de que Dios les permitiría conquistar esta tierra de la cual fluía leche y miel. Y uno de ellos fue Josué.

Y es en este punto donde nosotros muchas veces podemos encajarnos y, por consiguiente, encajar a los niños que tenemos a nuestro cuidado. Está en nuestras manos el formar hombres semejantes a los diez espías que no se creyeron capaces de vencer el desafío o, por el contrario, formarlos y enseñarles a vencer desafíos al igual que Josué y Caleb.

A continuación, algunas recomendaciones que nos servirán para enseñar a los niños a superar los desafíos que tengan que atravesar.

  • Confianza en Dios. Josué depositó su confianza en Dios, en el Dios que le había dado las instrucciones para salir de Egipto, en ese mismo Dios que acompañó a su pueblo por el desierto, quien los alimentó con maná del cielo. Al igual que Josué, nosotros debemos enseñar a nuestros niños a confiar en el Dios de los milagros, en el Dios que nos regala cada día una oportunidad para volver a comenzar. Los niños a nuestro cuidado deben recordar que esta confianza en Dios no podrá desarrollarse de la noche a la mañana, necesitará de la comunión constante con él. Dios debe convertirse en nuestro mejor Amigo y nos ha prometido no abandonarnos. Pero será imposible ejercer esta confianza y fe prácticas si no vivimos realmente una vida de estrecha relación con él.

  • Enseñar con el ejemplo. Es probable que hayas escuchado decir que los niños son pequeñas esponjitas que absorben todo lo que tienen a su alrededor y este saber popular contiene mucha verdad. Los niños aprenden principalmente por ejemplo y no solo ellos, todos logramos un mayor aprendizaje por medio de un ejemplo real. Josué tuvo un claro ejemplo de liderazgo y de cómo enfrentar desafíos. Moisés, siendo un hombre imperfecto, supo ser ejemplo para Josué y por medio de su relación directa con Dios le enseñó que su confianza tenía base en el único Dios verdadero. No esperes que tus niños desarrollen una actitud dispuesta a enfrentar los desafíos si tu ejemplo no es como debe ser. Demuéstrate decidido a enfrentar desafíos, comparte tus experiencias con ellos enséñales a partir de la práctica.

  • Aprender de los errores. Uno de los factores principales que limita a las personas a enfrentar un desafío es el temor o miedo a equivocarse. Se nos ha enseñado a ver el error como un punto en el cual no se puede salir o no se puede volver a empezar. Los que trabajan con niños deben motivarlos a alcanzar siempre los objetivos más altos, a pesar de los errores. El problema es la actitud cuando nos equivocamos. En algunos casos, los niños son castigados físicamente, o incluso peor pueden ser las palabras de desaprobación. Debemos comenzar a desmitificar la idea de que es excelente nunca equivocarse o siempre obtener la máxima calificación, pues es a partir del error que se podrá reconocer qué es lo que se necesita mejorar. El error permite tener un punto de partida para comenzar. De esta manera, los niños comenzarán a enfrentar sus desafíos sin temor a equivocarse, pues han depositado su confianza en Dios y tienen ejemplos claros en quien reflejarse.

  • Creer en las posibilidades. Al momento que Josué fue nombrado sucesor de Moisés, hubo alguien que creyó, lo motivó y lo fortaleció para enfrentar el desafío que se le estaba presentado; este alguien fue nuestro Padre amado, quien prometió estar con él en todo momento por donde fuera. Queridos padres, maestros, tíos o representantes: estamos siendo llamados a creer en las capacidades y posibilidades de los niños que tenemos a nuestro cargo, convirtámonos en agentes que permitan que estos pequeños enfrenten sus desafíos sabiendo que Dios tiene un plan perfecto para ellos y los acompañará en el proceso, motivemos y alentemos este caminar pidiendo siempre la voluntad del Padre.

  • No aislarse de la realidad. Josué fue llamado a liderar en medio de un pueblo rebelde y pagano que estaba acostumbrado a la idolatría de Egipto, que incluso presenciando la liberación y los milagros que Dios había hecho por ellos deseaban continuar pecando. Una realidad no muy alejada de nuestros días, en donde el pecado y la maldad hacen parte del diario vivir. Existe la tendencia de algunos padres en maquillar el mundo o encapsular a los niños en una burbuja, por temor a que conozcan lo que hay a su alrededor. Este puede ser un grave error, pues Dios necesita hombres que no teman darle al pecado el nombre que le corresponde. Nuestros niños necesitan conocer y saber que viven en medio de un gran conflicto y de esta manera prepararse con toda la armadura para vencer cualquier artimaña del enemigo.

  • Servir a Dios con nuestros talentos. En medio de la superación de desafíos, no olvidemos recordar que es por medio Dios quien obtenemos la victoria y es a él a quien debemos entregar nuestros dones y capacidades. Así hicieron Caleb y Josué: reconocieron que sería por mano de Jehová que ellos lograrían vencer. Y nosotros debemos hacer igual, ponernos en las manos del Señor como instrumento de salvación, enseñando a nuestros niños a colocar su vida al servicio de Dios.

Es mi deseo que podamos hacer nuestra la promesa que fue hecha a Josué un día, enseñársela a los niños que tenemos a nuestro cuidado, recordando constantemente que debemos esforzarnos y ser valientes; que no hay por qué temer o desmayar frente a los desafíos que se atraviesen en el camino, porque creemos y confiamos que el Señor nuestro Dios estará con cada uno de nosotros donde vayamos. Y si Dios es con nosotros, ¿quién contra nosotros? (Romanos 8:31).