
—Aunque todos te abandonen —declaró Pedro—, yo jamás lo haré.
—Te aseguro —le contestó Jesús— que esta misma noche, antes de que cante el gallo, me negarás tres veces.” (Mateo 26:33-34, NVI online).
Todos hemos experimentado como docentes esa sensación de no haber alcanzado lo que nos propusimos. Nos ha invadido ese pensamiento de que no hicimos lo suficiente, esa culpa por no haberlo logrado. Y entonces aparece la frustración.
Si bien, la frustración no es para nada agradable, es cierto que muchos la experimentan a diario y, algunos en varios momentos del día. La frustración desencadena otras reacciones negativas en nuestro organismo, tanto físicas, psicológicas como sociales. Por ejemplo, dolores gástricos, insomnio, estrés, angustia, falta de motivación, irritabilidad, entre otras.
Nadie está exento de atravesar momentos de frustración, puesto que todos nos equivocamos. Sin embargo, compartimos 10 tips que pueden ayudarte a manejar la frustración:
- Coloca metas claras, medibles y reales: el tener objetivos que no sean medibles o posibles de ser alcanzados puede provocar mayor frustración.
- Comprende tus límites: no todos podemos hacer todo, esta es una regla básica que muchas veces es olvidada. Las personas tenemos diferentes capacidades y, eso está bien, pretender ocupar todos los lugares o hacer todo nosotros nos llevará a la angustia una vez que no podamos hacerlo.
- Sé flexible: es importante ser organizados, planificar con tiempo y, tener ideas claras, pero también lo es ser flexibles. Quienes pueden adaptar sus planes al contexto, a los recursos con los que cuenta, a la ayuda o no que tienen, experimentarán menor frustración que quiénes son inflexibles.
- Aprovecha las oportunidades: si bien cada uno tiene sus propias metas y objetivos, sería bueno aprovechas esas ocasiones que se nos presentan y pueden ayudarnos. Por ejemplo, la posibilidad de ayuda de un colega
- Aprende a gestionar tus emociones: las emociones no pueden controlarse, son parte de nosotros, pero sí es posible manejarlas, gestionarlas.
- Sé perseverante: no necesitamos que un plan funcione al primer intento, a veces llevará un poco más de tiempo y, eso está bien.
- Aprende a decir “no”. Si bien los límites propios son necesarios, también lo son los límites externos. Aprender esto nos servirá para ser menos “culposos”.
- Respira, date una pausa. La vida no es un maratón de 42km donde hay que llegar primero, se trata de una carrera contra uno mismo. Si es necesario pausar lo que estabas haciendo, hazlo.
- Disfruta el proceso. A veces medimos nuestro éxito según el resultado que obtengamos; sin embargo, cada paso cuenta. Debes disfrutar el proceso, no anticipes tu frustración, disfruta de los pequeños logros durante el proceso.
- No te compares. Cada uno a su ritmo, cada cual con sus desafíos, cada persona con sus propias metas y proyectos. Compararte solamente te hará mal.
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