La tecnología ha facilitado muchos aspectos de nuestra vida. Ha generado expectativas en relación al beneficio educativo y el desarrollo de habilidades en los niños. Pero algunos miran con recelo su uso excesivo durante el desarrollo infantil.

El impacto de la tecnología en bebés y niños pequeños:

Los niños de hoy tienen más acceso a los medios electrónicos que los de cualquier generación anterior.2,5 Se pueden encontrar en el mercado dispositivos interactivos y aplicaciones para descargar, destinados específicamente a estimular el desarrollo de bebés y niños pequeños. Sin embargo, los estudios indican que el tiempo de pantalla no trae ningún beneficio real en esta etapa tan temprana del desarrollo. Inclusive, algunas investigaciones llevadas a cabo en menores de 3 años concluyeron que los medios de pantalla no promueven un mejor desarrollo del lenguaje, asociándose a problemas en esta área. Tampoco se ha encontrado estudios que avalen un mejor desarrollo cognitivo en niños menores de 2 años, por el contrario, se han observado resultados negativos sobre diferentes funciones del cerebro.1,2,4

En niños mayores de 3 años, algunos estudios mencionan que una exposición moderada a contenido de alta calidad educativa y bajo la compañía de un adulto puede promover el aprendizaje y habilidades sociales. Pero también existe evidencia que el exceso de tiempo frente a la pantalla está relacionado a una menor creatividad, sedentarismo y obesidad, trastornos del sueño, problemas de aprendizaje, desatención, dificultades vinculares y de tipo social.2,3,4

En relación a la frecuencia del uso de medios tecnológicos, existe evidencia que el uso de la computadora sólo una vez por semana es más beneficioso que usarla todos los días. Esto sugiere que, con un poco basta, y que demasiado tiempo de pantalla puede obstaculizar el aprendizaje de niños en edad preescolar.4

El aprendizaje y necesidades en bebés y niños pequeños:

En esta etapa se aprende explorando con el cuerpo y los sentidos. Los infantes necesitan explorar el mundo con una diversidad de estímulos sensoriales, y requieren del contacto físico y las interacciones positivas con adultos y pares. Avanzan en su desarrollo cuando se les habla, se les lee y se juega con ellos. Esto es así, porque esta interacción permite al niño pequeño decodificar y significar los estímulos que recibe. Asimismo, necesitan tiempo para el juego creativo y físicamente activo. Más aún, se benefician del contacto con la naturaleza.3,4 En cambio, cuando hijos y/o padres pasan mucho tiempo frente a la pantalla, hay menos tiempo de juego y menos interacciones entre sí.4

No existe evidencia contundente de que el tiempo de pantalla sea educativo y positivo para el desarrollo de bebés y niños pequeños, pero sí hay pruebas de que podría ser perjudicial. No obstante, la exposición a contenido de alta calidad, bajo el monitoreo cuidadoso de los adultos, podría beneficiar a niños mayores. Sin embargo, se recomienda que los niños tengan tiempo suficiente para jugar, intercambiar con adultos y pares, y se beneficien de actividades al aire libre.

  1. American Academy of Pediatrics Council on Communications (2011). Media use by children younger than 2 years. Pediatrics, 128(5), 1040-1045.
  2. Haughton, C., Aiken, M., & Cheevers, C. (2015). Cyber Babies: The Impact of Emerging Technology on the Developing Infant. Psychology5(9), 504-518.
  3. Krynski, L., Ciancaglini, A., & Goldfarb, G. (2017). Bebés, niños, adolescentes y pantallas: ¿qué hay de nuevo? Archivos Argentinos de Pediatría115(4), 404-408.
  4. Linn, S. Wolfsheimer, J. y Levin, D. (2012). Ante el dilema de la pantalla: Los niños pequeños, la tecnología y la educación temprana. Campaña por una infancia sin comerciales. Alianza para la infancia. Maestros resistiendo el entretenimiento infantil perjudicial, 1-25. Disponible en http://www.screenfree.org/wp content/uploads/2014/01/ScreenDilemma_SP.pdf.
  5. Rideout, V., Vandewater, E., & Wartella, E. (2003). Zero to six: electronic media in the lives of infants, toddlers and preschoolers. Menlo Park, Calif.: Kaiser Family Foundation. Disponible en https://files.eric.ed.gov/fulltext/ED482302.pdf.