El bullying se ha instalado en el ambiente educativo; sin embargo, debemos rastrear sus causas aún en el ambiente doméstico del hogar.

El bullying es el acoso físico o psicológico que una persona o grupo ejerce en forma intencional y constante contra otra persona o grupo. Aunque el ambiente escolar es uno de los espacios propicios para su surgimiento y desarrollo, no es el único. Esto demuestra que las causa del bullying no están directamente relacionadas con la institución escolar, sino con las personas, con el ambiente familiar de donde provienen los acosadores y los acosados. Tanto el abusado como el abusador participan de su propio ambiente familiar, que influye profundamente en los miembros más pequeños del hogar.

La ausencia de uno de los padres, la agresividad que ejerza cualquier miembro de la familia sobre los demás, las tensiones conyugales, los problemas económicos y otros factores del entorno familiar pueden propiciar conductas agresivas en los niños. Si además se le resta importancia a la tarea de inculcar valores morales en el hogar como el respeto y la obediencia, el establecimiento de límites y reglas de convivencia y autocontrol y, por el contrario, se propicia un ambiente de castigo físico y sicológico frecuente, el individuo desarrollará mecanismos de supervivencia en este ambiente hostil, por ejemplo, siendo acosador en la escuela. También es frecuente que quien soporta el maltrato en el hogar genere un sentimiento de incapacidad que le impida defenderse por sí mismo fuera del hogar.

Consejos para el hogar

  • Procura que la estabilidad emocional de tu hijo sea una prioridad; por lo tanto, tu estabilidad emocional como padre o madre es indispensable.

  • Comparte con tu hijo sus gustos, anhelos y sueños; así él compartirá contigo sus temores, miedos y ansiedades.

  • No minimices los sentimientos o pensamientos de tus hijos. Siempre presta oídos para escuchar atentamente sus necesidades, especialmente las emocionales.

  • Asegúrate que en tu círculo familiar se respire un ambiente de amor, autonomía, respeto e independencia.

  • Ten cuidado con los extremos de la sobreprotección o la apatía/desinterés.
  • Empieza por ti mismo: practica el autocontrol, la empatía, la asertividad y la inteligencia emocional.

Si bien no hay recetas en contra del bullying, la mejor “vacuna” consiste en construir un hogar emocionalmente sano y estable, donde cada integrante se sienta seguro, valorado y útil para los demás.