¿A quién no le gusta que todo le salga bien, en cualquier actividad y que todos reconozcan sus logros?

Recibir premios por nuestro esfuerzo es una forma ideal de incentivar el progreso en cualquier actividad cotidiana, escolar o profesional. Pero, ¿qué sucede cuando alguien más obtiene el reconocimiento que nosotros queríamos? Muchas veces permitimos que la envidia invada nuestros pensamientos. En el ámbito escolar, a menudo existen algunas instancias de competencia, ya sea deportiva o académica. Por ejemplo, un concurso de Spelling Bee (deletreo), una olimpíada matemática, o un evento deportivo. Estas actividades fomentan el aprendizaje y desafían a los participantes a superarse a sí mismos. Pero si se manifiesta la actitud equivocada, cualquier actividad competitiva puede derivar en frustraciones, sentimientos negativos hacia otros y hasta deshonestidad (hacer «trampa»). Algunos, con el objetivo de ganar a toda costa, menosprecian a los demás y se sienten superiores cuando ganan.

Para evitar estas situaciones, los padres y los maestros siempre deben reservar un espacio en las competencias para reflexionar y enseñar a perder o ganar. Sabemos que no es fácil enseñar estos conceptos, pero es nuestro deber esforzarnos para encontrar la mejor manera de hacerlo. Padres, docentes y alumnos deben manifestar el verdadero espíritu deportivo, siendo ejemplo de humildad frente a sus «oponentes» al momento de competir. Todos deben ser honestos y respetuosos. Los niños observarán e imitarán estas buenas prácticas en cualquier competencia. Es también de suma importancia que los alumnos aprendan a valorar a sus compañeros sin importar las diferencias. Debemos enseñarles a respetar los diferentes puntos de vista o ideas frente a un mismo tema.

Una de las palabras claves en este artículo es la retroalimentación (feedback). Enseñemos a los alumnos a observar las cosas buenas que hicieron los demás e integrarlas a sus propias ideas, reconociendo a sus compañeros la ayuda. En cada actividad, la retroalimentación positiva será sin duda uno de los mayores aliados para lograr el objetivo. Que nuestros hijos y alumnos aprendan los valores de la honestidad y la humildad, para así obtener las más ricas ganancias de las diferentes actividades competitivas.